Palma de Mallorca
El Estado eficaz
Frente a la arenga breve y sorpresiva de Rodríguez Zapatero, entre acertijos sobre su futuro, Mariano Rajoy escenificó en Palma de Mallorca un discurso muy diferente. Sabedor de su buena racha en las encuestas, el líder del PP evoca regeneración, austeridad, eficacia. Nada mejor que una Convención autonómica para defender un modelo de Estado viable y sostenible, que más allá de la descentralización permita necesarios mecanismos de cooperación. No se trata de pedir la mayor tajada, sino de saber administrarla. Porque, como bien dijo Luisa Fernanda Rudí, la fiesta ha terminado.
Ante los augurios de un mapa territorial radicalmente distinto, Rajoy se vuelca en la campaña del 22 de mayo, pista de salida hacia La Moncloa. El Gobierno se lo pone fácil. Una semana de grotescas decisiones energéticas, con rebelión de algunas autonomías. Unas cifras alarmantes de paro, unos ministros bastante desorientados y un presidente de «tourné» por las tiranías árabes, colocan al PP y sus candidatos en clara ventaja. Con la imagen de Zapatero en horas bajas, Rajoy se sitúa como el actor Ben Affleck en la magnífica película «Al límite de la verdad». Seguro de sacar del agujero a un país, aunque las circunstancias sean adversas y la herencia desierta.
Es la hora de ofrecer soluciones a ciudadanos desencantados, empobrecidos, hartos de medidas inútiles, impuestos y prohibiciones. Austeridad, sí, pero no sólo de palabra. Autonomía, también, pero dentro de la marca España. El discurso de Mariano Rajoy es sencillo, pero imprescindible. Sentido común, con un gran objetivo: el Estado eficaz.
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