Pekín
Li Wei la concubina que arruinó a la elite comunista china
Pekín ha censurado una investigación sobre Li Wei, una concubina que amasó una fortuna supuestamente a cambio de favores sexuales a una quincena de altos cargos de la élite comunista que hoy se encuentran entre rejas.
"Nepotismo público, el sueño chino"titula en su último número la revista económica "Caijing"con el rostro en portada de la ya conocida como la "Madame Butterfly"de China, y que ha desaparecido de la edición electrónica del quincenal por orden de la todopoderosa maquinaria de censura del régimen. "Hemos tenido que suspender la publicación de ese artículo", señaló a Efe uno de los redactores de "Caijing", aunque todavía está disponible en vínculos como: http://tinyurl.com/6yffzn6.
El motivo es que esta refugiada vietnamita con sangre francesa, de 48 años de edad, era el común denominador de unos quince altos cargos del Partido Comunista condenados a pena de muerte o cadena perpetua por casos de corrupción en los que se implicaron por ella.
A pesar de las campañas anticorrupción del régimen, el caso de Li Wei "aporta un atisbo sobre cómo se compra el poder entre bambalinas", explica a Efe David Bandurski, responsable del China Media Project de la Universidad de Hong Kong.
El caso fue censurado porque no se trata de un suceso aislado sobre el cual las autoridades puedan aplicar un castigo ejemplar, y además, "todos los casos de corrupción por encima de las alcaldías se censuran. Están sujetos a otras restricciones", agrega.
Entre las "víctimas"de Li figura el ex presidente de la petrolera estatal Sinopec Chen Tonghai, el ex gobernador de Yunnan Li Jiating, sentenciado a muerte por corrupción en 2003, o el teniente de alcalde de Pekín Liu Zhihua, responsable de preparar los Juegos Olímpicos y condenado por aceptar millones en sobornos. Li se ha convertido en el paradigma de las nuevas concubinas o "er nai", que ya no se conforman con lujos, un apartamento y un deportivo, sino con hacerse con activos en sectores clave de la segunda potencia económica.
Los sociólogos explican cómo Li Wei despierta admiración y respeto por encarnar el "sueño chino": sus activos de 2.000 millones de dólares están repartidos en 20 empresas de sectores como el del tabaco, inmobiliarias, publicidad, petróleo y bolsa.
El nombre de Li, 1,65 de altura, rostro ovalado y larga melena circula por las redes sociales locales tras poner al descubierto la idiosincrasia de la economía y la política chinas, basadas en una red de amiguismos o "guanxi"destinada a lograr rápidamente enormes cuantías de dinero de forma fraudulenta. Li es descrita en el reportaje como una atractiva mujer de piel clara, con gusto por la ropa llamativa y como una "máquina carente de sentimientos".
La vietnamita se refugió con su padre en China con 7 años y fue en la provincia suroccidental de Yunnan donde empezó a vender cigarrillos y a utilizar su belleza hasta encandilar a Zheng Shaodong, funcionario de la policía de Cantón, que le concedió en 1996 dos permisos falsos de residencia en China.
Su olfato para los negocios atrajo a su futuro marido, el responsable provincial de tabacos, a través del cual conoció al gobernador Li Jiating, que convertido en su amante concedió a la joven en 1993 fondos y cuotas de exportación de tabaco a cambio de que ella obtuviera la residencia para su hijo en Hong Kong. Divorciada y con inversiones en dos firmas, Li Wei mantuvo relaciones con Du Shicheng, secretario del Partido en Shandong, a través del cual llegó a ser la magnate provincial del ladrillo e iniciar en 2002 sus inversiones en Pekín.
Fue Du quien le presentó a su amigo, el entonces presidente de Sinopec, Chen Tonghai, quien también mantuvo una relación Li, y a la que agasajó con millones de acciones de las subsidiarias de la petrolera estatal y 200 gasolineras en Pekín.
Entre su red de protectores, se encontraba su amigo Wang Yi, vicepresidente del órgano regulador bursátil de China, por el que obtuvo pingües beneficios en los parqués locales.
La mayoría de sus amantes están ahora encarcelados por el testimonio de la propia Li, quien no dudó en exponerlos y en entregarse para conseguir una pena indulgente. Li fue condenada por un simple delito de evasión de impuestos en 2006 y salió a principios de este año de la cárcel, según "Caijing"antes de cumplir su condena, por el temor de las autoridades a que publique su diario, en el que podría implicar a cargos de mayor rango. Con la mayor parte de sus activos extranjeros intactos, Li Wei reside ahora en Hong Kong. Según datos oficiales, más de un 90 por ciento de los funcionarios condenados por corrupción en China tienen amantes.
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