Artistas
Lomana reconoce que está enamorada por Jesús MARIÑAS
Carmen siempre habló de «amistad» cuando la veían seguida por un acompañante que caminaba un par de pasos por detrás, como hacen los consortes. Va de reina.
Y no hay dudas, me lo confirman cada uno por su lado, aunque ella siempre esquiva reconocer una relación. Después de tres meses juntos, y tras debutar como pareja en la ceremonia de entrega de los premios de la Academia del Perfume, cita en la que rieron con Olfo Bosé, Carmen y Ángel Casaña viven su primer año de romance. Van en serio, pese a que los separan casi 15: él tiene 47 y ella una edad indeterminada. Le bastan las apariencias: «Ángel es cabal, divertido, y compartimos muchos gustos, como el cine o la buena música», cuenta Lomana. Y en perfecta connivencia mantienen cómo lo pasaron en su primera Nochevieja: «Resultó formidable. Hicimos un plan doméstico que, de momento, preferimos no contar. Fue en Madrid, y, repito, muy casero dentro del desorden», confiesa Ángel. Me imagino a la rubia haciendo un despliegue de encantamientos ambientales para cautivar a este barcelonés de signo Capricornio que trabaja en «El Mundo». Los presentó una amiga común, congeniaron, empezaron a verse sin pensar en algo perdurable y los veo lanzados y afianzados: «Carmen es una mujer fuera de lo común», prosigue él.
Aquí, quizá las apariencias engañan propiciadas por su protagonista. Romance habemus, y este año, casi recién iniciado, dará que hablar, como la que ya ofrecen esos prometidos exprés, ejemplo de romanticismo –y de adicción al Twitter– Guti y Romina. Pasman, como Mario Testino acaba de hacerlo al descubrir el remozado mercado de San Antón. Es lo más en cuanto a impacto gastronómico y social. Casi compite con el bar Tomate y Luzi Bombón. Son eslabones del grupo barcelonés Tragaluz, propietario de restaurantes muy visitados por la duquesita de Montoro cuando mostró particular interés por el Barça, conmovida por su entonces presidente.
El mercado madrileño tiene más semejanza con el neoyorquino de la Gran Central Station, aunque es menos descomunal. Ofrece vistosidad en sus catorce puestos con alimentos que puedes comprar y también hacer que te los envíen previo pago de cuatro euros. Con ellos guisa el chef del local que Cinco Jotas tiene en la terraza, al que ya son habituales Marisa Paredes y Rafael Medina. El servicio es rápido y parece una pasarela exhibidora de «celebrities», como Testino, ávido de emociones. Camarita en mano, fotografió lo mejor del complejo en una visita que le encantó. Ofrecen un menú por doce euros en el que puedes encontrar desde marmitako a unas croquetas de jamón únicas, así como un servicio de panes poco habitual.
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