Barcelona

La reválida de las autonómicas

Han pasado bastantes más de los cien días de gracia que se concede a cualquier nuevo jefe de filas para valorar su gestión.

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En Cataluña, la manera de hacer del ejecutivo autonómico ha estado marcada por los recortes generalizados, pero la cúpula de CiU no cree que este hecho le vaya a pasar factura de cara a las elecciones municipales, en las que hoy están llamados a votar más de 5,3 millones de catalanes –54.357 menos que en las municipales de 2007–. Por si acaso, Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida han repetido hasta la saciedad durante los últimos quince días que el tijeretazo «obligado» es consecuencia de la mala gestión del tripartito. La caja está vacía. Y han señalado directamente a los socialistas de tener que cerrar quirófanos, suprimir camas, cargarse la sexta hora en educación o la semana blanca de los chavales.

Los alcaldables de CiU, en cambio, temen que esos recortes les pueden pasar factura en la jornada electoral que hoy vigilarán 7.760 agentes para que todos los ciudadanos puedan ejercer la verdadera democracia con normalidad. Además, ningún candidato ha podido hacer a lo largo de esta campaña grandes promesas en infraestructuras porque la situación económica de los ayuntamientos es, en la mayoría de los casos, complicada. La presión, como en todas las elecciones, se extiende a todos los partidos y el mapa que quede dibujado hoy marcará los congresos que celebrarán la mayoría de las formaciones tras el parón estival. El PP de Alicia Sánchez-Camacho no tiene congreso a la vista y sí buenas vibraciones para estas municipales, donde esperan contagiarse de los 18 históricos diputados logrados en las autonómicas y reafirmar los aires de cambio que suenan a escala general.

Ser decisivos en Barcelona de la mano de Alberto Fernández y que Xavier García Albiol pueda conquistar Badalona, aunque está por ver qué ocurrirá con los pactos en esta ciudad, son dos de los puntos en los que hoy se fijará la atención. En Castelldefels, el candidato Manuel Reyes también tiene posibilidades. En cualquier caso, la presidenta del partido busca un crecimiento orgánico del número de concejales. Por su parte, los socialistas se examinan de su verdadera cuota de poder, los municipios. José Montilla renunció a su acta de diputado tras perder la Generalitat en los comicios del pasado 28-N y anunció que dejaría el sillón de primer secretario en el congreso de otoño. En los resultados de hoy está la clave de quién será el futuro líder del PSC.

Los socialistas gobiernan en las cuatro capitales de provincia, pero ese mapa puede cambiar. Las encuestas publicadas hasta el pasado lunes (fecha límite para publicar sondeos según la Ley electoral) pintan un escenario muy plácido para los socialistas que Àngel Ros encabeza en Lleida, pero no ocurre lo mismo en Barcelona y Girona. En ambos casos, los 32 años de mando podrían llegar a su fin. Jordi Hereu es el primer alcalde suspendido por la ciudadanía, con un 4,1 sobre 10, según el barómetro municipal de julio de 2010, y, aunque la sensación entre los socialistas –y también reflejada en los últimos sondeos– es que ha ido recortando posiciones a su adversario Xavier Trias, el viento parece soplar a favor del convergente.

ERC se salta la ley
También va a ser difícil hacer balance para otra de las patas del extinto tripartito. ERC, tras la debacle de las autonómicas, ha tenido que buscar fórmulas imaginativas de cara a las municipales para intentar que no se repita el desastre. Así ha ocurrido en Barcelona, donde Jordi Portabella se ha llevado a Joan Laporta de número dos de su lista, pese a que el ex presidente del Barça fue uno de los causantes del descalabro de los republicanos el 28-N. La coalición ayer se saltó la ley y pidió el voto en las redes sociales.

Los resultados de las municipales también van a condicionar uno de los poderes más preciados por los partidos, las diputaciones. En este sentido, los socialistas «confían» en retener Barcelona y CiU cree que puede lograr Lleida y Girona. En cualquier caso, son los electores con su voto los que hoy decidirán las cuotas de poder que va a tener cada partido, cuyas cúpulas han mirado en los últimos días que los «indignados», que se saltaron la prohibición de no concentrarse en la jornada de reflexión, no les afecten.