África

El Cairo

Hermanos Musulmanes islamistas radicales o moderados

La reunión de hoy entre los Hermanos Musulmanes y el vicepresidente egipcio, Omar Suleiman, supone la ruptura de un tabú por parte del régimen egipcio, que siempre ha presentado a este grupo islámico como una asociación radical que pretende imponer un régimen islámico al estilo iraní.

Por su parte, esta agrupación islámica, políticamente reformista y moralmente ultraconservadora, consigue con esta negociación una legitimación sin precedentes desde que el anterior presidente egipcio, Anwar al Sadat, se reuniera en los años 70 con varios dirigentes de la organización.

Hasta ahora, las autoridades egipcias han intentado relacionar a los Hermanos con una supuesta conspiración internacional, orquestada por Irán, Siria y Catar y secundada por el grupo libanés Hizbulá y el palestino Hamás, cuyo último fin último sería imponer un régimen de corte radical y medieval.

"La corriente proscrita de los Hermanos Musulmanes constituye un peligro para la seguridad del Estado porque adopta un programa religioso. En caso de que se diera un ascenso de esta corriente se reproducirían en Egipto situaciones recientes de regímenes que representan el islam político y que se enfrentan al aislamiento", aseguraba el presidente Hosni Mubarak en 2007 en clara referencia al grupo palestino Hamás, que controla la franja de Gaza.

A partir de este planteamiento, a partir de 2005, las autoridades han acosado a toda la oposición y se han mostrado reticentes a introducir reformas democráticas bajo el pretexto de que estas darían alas a los Hermanos.

Sin embargo, en su ideario político y en las continuas declaraciones de sus líderes, inclusive durante la actual crisis política, este grupo islámico, la primera fuerza opositora del país, propugna un régimen constitucional y parlamentario, la alternancia en el poder o lo que definen como "un Estado civil sobre bases islámicas".

Pero, precisamente, estas bases islámicas, unidas a su insistencia en aplicar la ley islámica levanta recelos, tanto en la oposición laica, como en el ala más reformista dentro de la organización.

Así, los Hermanos han declarado abiertamente su rechazo a que una mujer o un cristiano puedan ocupar la presidencia del país e incluso del Gobierno. Además, han llegado a proponer la creación de un órgano consultivo creado por ulemas, lo que muchos han visto como un intento de imponer una tutela islámica.

Todas estas propuestas, además de otras duramente criticadas, como la obligación de respetar en público las costumbres islámicas o de que toda las producciones artísticas cumplan con los principios religiosos, cristalizaron en un borrador de programa político en 2007.

No obstante, la oposición tanto dentro como fuera del grupo a estos puntos polémicos obligaron al grupo a introducir reformas y, posteriormente, a retrasar sine die la publicación de dicho ideario. De este modo, los continuos intentos de los Hermanos de insistir en su compromiso con los principios democráticos y de despejar los miedos sobre ellos, han chocado una y otra vez tanto con el régimen, que se niega a reconocer sus propuestas reformistas, como una importante parte de la oposición laica que los considera "lobos con piel de cordero".

Esta situación se refleja también en la peculiar relación entre los Hermanos y el régimen egipcio, que los prohibió en 1954 pero que les permite mantener sedes abiertas y participar en las elecciones como candidatos independientes.

Los Hermanos, conscientes de su exposición a las campañas de detención lanzadas contra el grupo por las fuerzas de seguridad amparándose en su ilegalización de la asociación, como ocurrió tras las elecciones de 2005, en las que se hicieron con la quinta parte de los parlamentarios, han intentado mantener un bajo perfil.

Desde su decisión de participar abiertamente en la vida política en los años 80, junto a su lema "El islam es la solución", han propugnado el de "Participar, pero sin imponerse", con el que se han presentado a elecciones de organizaciones sindicales o de estudiantes.

En esta línea, desde 2004, coincidiendo con el resurgir político de la oposición egipcia que ha desembocado en las actuales protestas, los Hermanos siempre han ido un paso por detrás del resto de la oposición.

Esperan que sean otros los que den los primeros pasos antes de lanzarse a la calle o presentar sus propias exigencias, que excepto en lo referente a su ultraortodoxia religiosa, coinciden con las del resto de la oposición.