Guatemala

Cómo conseguir un matón doméstico

Contratar a un sicario para ajustar cuentas con un ex marido, con alguien que le debe dinero o que le hace la vida imposible es más fácil de lo que parece. Los anuncios proliferan en internet

Lo más frecuente es que sólo se vea en la necesidad de atemorizar a la víctima psicológicamente
Lo más frecuente es que sólo se vea en la necesidad de atemorizar a la víctima psicológicamentelarazon

Por descontado, nos quedamos sin conocer el precio y sin saber qué entendía nuestro interlocutor virtual por «susto de infarto». Lo peor fue no llegar a conocer el rostro del hombre que se ocultaba tras el nick de Elio, ni poder asomarnos al abismo de su mirada. Pero la intención no es delito; los hechos sí lo son. Lo que nos quedó muy claro es que resulta más sencillo de lo que cualquiera puede imaginar contactar con un asesino a sueldo... Más accesible que comprar un teléfono móvil, pero también mucho menos «poético» que lo asimilado desde el celuloide de la mano de Coppola. En España, se producen cada año en torno a medio centenar de asesinatos a manos de sicarios –la mayor parte por casos de ajustes de cuentas; en menos proporción, por rencillas personales–. Las formas de contacto no son tan evidentes como en Guatemala, donde llegan a contratar anuncios radiofónicos, pero tampoco son sofisticadas en exceso.

La ruta de internet se postula como la más rápida, aunque siempre queda el poso de la incertidumbre. Nunca se producirá la oferta en una red social, ya que son lugares muy «limpios», «protegidos» y continuamente peinados por la Policía y Guardia Civil encargada de delitos telemáticos (sirva como ejemplo el hecho de que la Policía se presentó en el domicilio de un agregado a nuestro muro por subir una fotografía suya junto a una plata de marihuana). Por tanto, descartados Facebook o Twitter, queda toda la amplia red para buscar hasta encontrar un aviso, en un site que publica anuncios gratis, como si del intercambio de un tresillo se tratara, y uno puede toparse con un «ex militar profesional y discreto» (que posteriormente nos pedirá chatear por Messenger, ofreciendo sus servicios de sicario. Otros son ex paramilitares– o soldados de fortuna– colombianos que se instalan en nuestro país con pasaportes costarricenses, venezolanos o mexicanos– con los que no hace falta visado–. Pero si no hay demasiada prisa, en diez días acuden de cualquier parte del planeta para realizar su trabajo. Son los denominados «Tyson», que llegan, golpean (ergo, matan) y se marchan.

Pero para los seres adscritos al universo analógico, siempre existen «las oficinas de empleo» bajo cobertura de negocio legal: locutorios, gimnasios o bares de copas. Mediadores como nuestro «Roge» –y su amigo Miguel– subcontratan a ex boxeadores, vigilantes de seguridad, porteros de discoteca, integrantes de bandas neonazis, traficantes del menudeo, o ex «ninjas» de gimnasio... No son profesionales y en escasas oportunidades llegan a segar la vida de nadie. Su «negociado» se ciñe a cobro de deudas, sustos variados, amenazas, rencillas, extorsiones, ajustes de cuentas o palizas.

Hemos de saber que un «matón a sueldo» es polifacético, versátil y en absoluto carente de imaginación pues no siempre debe enviar al otro barrio a sus clientes. Lo más frecuente es que sólo se vea en la necesidad de atemorizarle psicológicamente, «partirle las piernas», darle una paliza –con o sin hospitalización–, dejarle en silla de ruedas... En cuanto a la metodología asesina, también hay distintas variaciones sobre el mismo tema, como en las cantatas de Bach.
El más efectista es «la corbata colombiana» –que es como denominan los narcos a cortar garganta y sacar por el hueco la lengua hasta dejarla colgando– y el menos ingenioso pasa por utilizar un arma blanca o recurrir a una «balasera». Las tarifas oscilan –según los cuerpos de seguridad del Estado–, entre los 12.000 y 50.000 euros, dependiendo del encargo. Que todos tengamos un precio es una cosa y algo bien distinto, que alguien ponga tasa a nuestra vida.
De hecho, a la abogada María Dolores Martín Pozo le costó la tarifa mínima: una simple llamada telefónica, la entrega de una fotografía de Miguel Ángel Salgado y la tarifa más baja. Ahora se enfrenta a 41 de prisión por un delito de amenazas, asesinato en grado de tentativa y asesinato consumado, por contratar a un sicario para terminar con la vida de su ex marido. Fue tejiendo un jersey de animadversión hacia él durante la pugna judicial por la custodia de la hija de ambos –ahora de 10 años y acogida por la Comunidad de Madrid–. Hasta que tres «disparos contratados» terminaron con su vida. «¡Pobrecito que está muerto! ¡Anda y que se pudra bajo tierra y se lo coman las víboras al hijoputa!», gritó por teléfono cuando supo que sus deseos se habían cumplido.

Quienes disfrutan de cierta memoria recordarán que por aquellas mismas fechas –en 2007– Ana Obregón mantuvo una conversación con su guardaespaldas Eloy Sánchez Barba que fue grabada por la Guardia Civil. La bióloga supuestamente le preguntaba a su escolta si conocía a alguien que pudiera dar una paliza al presentador de Antena 3 Jaime Cantizano y que fuese alguien como Los Miami (matones profesionales). Esta conversación surgió durante la investigación del asesinato de Miguel Ángel, encargado por su ya juzgada esposa... ¡al mismísimo Eloy!

El asesinato es algo primario, obedece al estómago y no todos somos capaces de confabular, conspirar o llegar a contratar los servicios de un matón... ¿O sí, a tenor de lo fácil que parece resultar?
 

Tres maneras de matar
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Conversación con el asesino
A través del portero de un conocido bar de copas de Argüelles, Madrid, conseguimos una dirección de correo electrónico. Solicitamos ser aceptados vía «GTALK» –una variante de Messenger–. Al otro lado de la red se encuentra alguien muy expeditivo y con poco tiempo que perder:

MANTIS hola
ELIO hola
ELIO quien eres?
MANTIS soy una amiga de Miguel, Roge me ha hablado de ti en su bar
MANTIS ¿haces lo que dice que puedes hacer?
ELIO dime tu que crees que puedo hacer
MANTIS dar un susto a alguien
ELIO depende del susto... algo pequeño o de infarto?
MANTIS lo segundo
ELIO dime tu
MANTIS pues eso, un buen susto porque es un cabrón
MANTIS es mi jefe y me hace la vida imposible
ELIO para dejarle fuera de combate o para mandarle al hospital, acojonao?
MANTIS no sé
MANTIS sólo para que se achante un poco
ELIO puedo hacer muchas cosas... frenos del coche, un susto a su hijo, que no pueda andar en semanas...
MANTIS depende de lo que cueste y las consecuencias
MANTIS no quiero dejarle fuera de circulación
ELIO no te preocupes, eso seria mucho mas caro
ELIO consecuencia ninguna soy muy discreto
ELIO por 100 puede tener un accidente con el coche
ELIO lo del hijo depende de lo que quieras que le haga
ELIO un brazo o una pierna 70 y 120
ELIO de todas formas por aqui no quiero hablar mas
ELIO no te conozco y no me gusta
MANTIS ¿tenemos que vernos?
ELIO si
ELIO nos vemos despues de comer en el bar de miguel
ELIO trae una foto
ELIO y borra todo esto del ordenador