Sevilla

El despechado

La Razón
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A estas alturas, espero que me conozcan. Puedo ser irónico e incluso terriblemente sarcástico, lo saben los que me oigan en Onda Cero, los que me vean en Antena 3 y, sobre todo, los que me lean en LA RAZÓN, éstos últimos son los de más mérito, porque tienen que ir a un kiosco y pagar un dinero. Eso sí, se van a encontrar con el periódico de Sevilla con la nómina más joven, y no digo que más inteligente porque respeto mucho a todos los que hacen algo tan volátil como es un diario, pero les aseguro que los de LA RAZÓN de Sevilla son de olé, que esto es cañí pero muy español. Por cierto, que últimamente no escucho nunca España ni en los informativos, ni en la Liga de fútbol, ni en nada. ¿España sigue existiendo, verdad? Me he enredado como casi siempre, volvemos a la realidad. Ayer en Antena 3, en «Espejo público», contaba que Julián Muñoz no se resigna; aquello tan cuartelario de «más tiran dos tetas que dos carretas» en su caso es auténtico. Tiran demasiado de Julián y le hacen sufrir de forma insoportable. Jura y perjura por los sitios donde los amigos y abogados se desenvuelven que si en el «caso Minutas» le añaden unos años de cárcel, que quiere que Isabel Pantoja esté cerca en el penal. Vamos, una copla de las que cantaba la más dramática de todas, Marifé de Triana. Eso sí, el penal a estas alturas tiene TDT para ver todo lo rosa. Tan bravío está que me consta que algunos implicados en el «caso Malaya» le han mandado un mensaje preventivo: «Tus desamores para ti, pero de levantar mantas, nada, que no solamente te pueden fastidiar a ti, joderían –esa palabra tan quevediana– a mucha gente». No sé si esto lo calmará, pero Julián, ¿a estas alturas del partido sigues siendo ingenuo? Tú estás en un lodazal, pero no te metas en arenas movedizas de las que difícilmente podrás salir. A Isabel, a la cantaora, a la Pantoja, por mucho que digas ya no le van a pedir más condena. A ti y a tus amigos, seguramente sí, pero en fin, como hasta la Justicia en este caso se convertirá en espectáculo, pues viva el espectáculo.