Lima
Mónica Hoyos: «Fui bulímica sentía mucha presión y no me podía controlar»
La actriz habla con LA RAZÓN y confiesa los trastornos alimenticios que sufrió cuando comenzó su carrera: «Lo cuento ahora para ayudar a las jóvenes»
«La españolísima». Así es como conocen a Mónica Hoyos en su tierra, Perú. Porque aunque ha vivido casi toda su vida en España, muy pocos saben que su lugar de nacimiento es Lima. «Es maravilloso pertenecer a estos dos países», declara a LA RAZÓN. Asegura sentirse «igual de cómoda» allí que aquí y su fama a un lado y al otro del charco le abre muchas puertas en el terreno profesional. Tras darse a conocer en España gracias a un programa de televisión, en 1997 se marchó a Lima para protagonizar la telenovela «Gabriela», donde se hizo popular en el país andino. Pero también fue allí donde comenzó su pesadilla. Con 20 años y lejos de su madre, Mónica cayó en la bulimia. Un triste capítulo de su vida que no ha contado hasta ahora.
«Me dijeron que era la moda»
La actriz confiesa: «Fui bulímica. No me podía controlar». Mónica comenzó con los trastornos alimenticios un poco antes de empezar a rodar la serie, pero el problema se agudizó cuando llegó el momento de la emisión. «Al ser la protagonista, sentía mucha presión porque te meten en la cabeza que tienes que salir increíble. Además mis compañeras me decían que era la moda y me animaron a que empezara a vomitar». En ese momento, Mónica vivía en Lima con su abuela, que no se dio cuenta de la enfermedad de su nieta. «Como estaba todo el día fuera rodando la telenovela, no me podía vigilar».
Al principio, se provocaba el vómito de manera ocasional, pero el problema se fue agudizando hasta que se convirtió en una rutina. «Entras en una dinámica de darte atracones de comida porque después lo vas a vomitar. Cuando salía de trabajar, entraba en la gasolinera y me atiborraba a galletas y chocolate». Sin embargo, y aunque suene extraño, estos malos hábitos hicieron que engordara porque «aunque tú creas que vomitas todo lo que comes, no es así. Y claro, entras en un círculo vicioso». Mónica recuerda cómo se le empezó a caer el pelo y su aspecto parecía el de una señora mayor. Pero el punto de inflexión llegó cuando la maquilladora de la serie le dijo que no le podía pintar los ojos porque los tenía demasiado rojos e hinchados. «Cuando me dijo eso, me miré al espejo y me vi tan fea que caí en la cuenta de que no podía seguir haciendo esas barbaridades». La actriz estuvo un año enferma y asegura que no necesitó ayuda médica pero que le faltó poco. «La suerte que tuve es que fui consciente de que cada vez estaba más horrorosa y todo por culpa de la bulimia. Si hubiera tardado más en dejarlo, tendría que haber ido a un psicólogo». Una dura historia que ha decidido hacer pública «para demostrar a las jóvenes lo peligroso que puede ser vomitar para intentar estar delgada. No se debe jugar con la salud».
Actualmente, Mónica sigue una dieta vegetariana y hace ejercicio tres veces a la semana para estar en forma. « Tomo leche de almendras, verduras orgánicas y me he aficionado al a baile y al boxeo, pero no estoy obsesionada con el físico», declara.
De cena con Mel Gibson
Desde hace un tiempo, la actriz y presentadora vive a caballo entre Lima y Madrid. Y es que la televisión en Perú está avanzando a pasos agigantados. «En España están más difíciles las cosas, Perú está creciendo bastante». Estuvo allí seis meses participando en «El gran show» (un formato muy similar a «Mira quién baila»), una experiencia que considera muy positiva porque «el aprendizaje fue brutal, teniendo en cuenta que nunca había bailado. Fue maravilloso, pero muy duro». Asimismo, reconoce que tuvo sus más y sus menos con los demás concursantes del «reality» porque «allí son más callados, pero yo siempre digo lo que pienso», por lo que tuvo varias broncas. Aún así, obtuvo la sexta posición en el concurso.
Pero lo que más ilusión le ha hecho ha sido participar en un corto en Los Ángeles titulado «La primera vez». En él, Mónica interpreta a una estudiante de Periodismo que sufre agorafobia y que le cuesta comunicarse con la gente. Allí ha estado rodando 15 días «con actores desconocidos de los que he aprendido una barbaridad». Casualmente, el director de la cinta es amigo de Mel Gibson y tuvo la ocasión de conocerle. «Estuvimos cenando con él y me impresionó muchísimo. Está mayor, pero tiene una mirada fascinante».
De momento, se va a quedar un mes y medio más en Perú hasta que su hija Luna empiece el curso en Madrid, donde está matriculada. «Me la he traído porque llevo fatal estar separada de ella» afirma la actriz. Durante estas semanas, Mónica va a presentar un programa de entrevistas y después empezará a estudiar nuevos proyectos, aunque lo que más le apetece es casarse: «Quiero vestirme de blanco de una vez, pero no tengo tiempo para dedicarle a mis pretendientes. Necesito descansar un poco para hacerle caso a los candidatos y decidirme por alguno, que ya va siendo hora».
A pesar de no tener novio y de estar pasando unos meses en Perú, Mónica no está sola. Allí está también su ex, Carlos Lozano, el padre de su hija. El presentador está trabajando como jurado en «Operación Triunfo» de Perú y se volverá al mismo tiempo que ella a Madrid. Fue la actriz quien le aconsejó que se fuera a Lima a intentar trabajar. «Yo le puse en contacto con la productora del programa. En Semana Santa celebraron una reunión y le ficharon. Está encantado, porque al haber presentado en España el mismo formato, y con el éxito que tuvo, lo controla perfectamente».
El éxito, a sus pies
A principios de 2011, Mónica lanzó al mercado la línea de zapatos Kuyay, donde demuestra una de sus facetas más creativas. «De momento no me voy a hacer rica, pero estamos muy contentas con la aceptación que tienen entre el público» reconoce. Su socia es la que se encarga de distribuirlos por las tiendas, «aunque con la crisis, está difícil». Lo más fácil es entrar en su página web, www.kuyay.es, hacer un pedido y que lo envíen a casa.
Todo por su hija Luna
En julio de 2004, Carlos Lozano y Mónica Hoyos tuvieron a su primera y única hija, Luna. Poco después comenzaron los rumores de crisis y en 2008 se veían las caras en los tribunales para luchar por la custodia de la niña. Nada podía presagiar que años más tarde mantendrían una relación más que cordial, tal y como revela la presentadora. «Nos llevamos muy bien por Luna. Queremos que tenga una infancia feliz, eso es lo que más nos importa». Según cuenta Mónica, «nuestra hija todavía piensa que somos novios». Ahora que los tres están viviendo una temporada en Perú, pasan bastante tiempo juntos. Van al cine, a cenar, al parque... aunque no se plantean retomar su relación amorosa. Tampoco es de extrañar, teniendo en cuenta que hace unos meses Carlos Lozano confesó a un periódico peruano que le fue infiel a Mónica y que ése fue el motivo de la ruptura.
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