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Aguirre con patronal y sindicatos

Con esta «toma de contacto» se pretende retomar las relaciones, rotas meses antes de las elecciones de mayo.

La Razón
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MADRID- Primera reunión de la legislatura entre el Gobierno regional, la patronal y los sindicatos madrileños. La presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, y el vicepresidente primero, Ignacio González, se convirtieron ayer en los anfitriones de una comida a puerta cerrada en la Real Casa de Correos a la que también asistió la consejera de Empleo y Mujer, Paloma Adrados, los representantes de UGT, José Ricardo Martínez, y CC OO, Javier López, y el presidente de la Confederación Empresarial de Madrid, Arturo Fernández. El encuentro sirvió de «primera toma de contacto» de la legislatura entre los principales agentes sociales y económicos de la región. El objetivo era «retomar» las relaciones y mejorar el diálogo social, incluso perfilar algunos acuerdos para esta legislatura.

 

Desarrollo económico

Los representantes del Gobierno regional, sindicatos y empresarios valoraron los nuevos retos que se presentan en esta legislatura como las cifras de desempleo en la Comunidad, las condiciones laborales y el nuevo desarrollo económico de la región, tal y como explicaron Martínez y López a Onda Cero.

En los cuatro años de presidencia de Aguirre, las centrales sindicales nunca han hecho migas con el Gobierno regional. Pero unos meses antes de las elecciones autonómicas de mayo las relaciones se tensaron significativamente. El primer enfrentamiento salió del frente sindical cuando José Ricardo Martínez advirtió de que «durante el próximo año –por 2007– se llevarán a cabo contundentes manifestaciones en el ámbito público si Esperanza Aguirre no modifica sus planteamientos en el ámbito sanitario», a pesar de que en noviembre habían llegado a un acuerdo en la Mesa Sindical. Cumplió su palabra, y únicamente UGT llegó al punto de tachar de «ilegítimo» el Gobierno de la Comunidad. La respuesta fue rápida y Aguirre «inhabilitó» a UGT para cualquier tipo de negociación. A partir de ahí aumentaron las hostilidades por parte de las centrales: insultos, boicots, pitadas y el anuncio de movilizaciones en pleno periodo electoral.