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Almodóvar hará un filme sobre la Guerra Civil

«Ha llegado el momento de enfrentarse a la memoria histórica», dice el director 

Almodóvar hará un filme sobre la Guerra Civil
Almodóvar hará un filme sobre la Guerra Civillarazon

En una rueda de prensa multitudinaria, la más larga de lo que llevamos de festival, Almodóvar confesó que, en su quinta película, llegó a practicarle un cunnilingus a una actriz para explicarle bien lo que quería. Con estos simpáticos chascarrillos –que incluyeron una llamada de su hermana al móvil que no pudo atender: «La culpa es vuestra», bromeó con los periodistas– y una cordialidad a prueba de bombas, sabe meterse en el bolsillo a todo bicho viviente que se cruce en su camino. Aplausos generosos cerraron ayer en Cannes la proyección de «Los abrazos rotos», que hoy se estrena en Francia. Apareció flanqueado de todos sus actores, aunque Penélope Cruz, que el lunes anuló varias entrevistas con prensa internacional, hizo mutis por el foro. Se excusó ante sus compatriotas: tenía gripe, necesitaba descansar antes de la gala. Pedro aprovechó para hacer memoria: histórica, para más señas.

Una vida «paradójica»

«He tenido una vida paradójica, como persona y como cineasta», admitió Almodóvar. «La primera vez que asistí a Cannes fue como jurado, en 1992, ya era famoso, pero durante más de una década rechazaron mis películas. Así ocurrió con "Mujeres al borde de un ataque de nervios", y luego tuvo un gran éxito en Venecia. Fue Gilles Jacob quien me pidió competir con "Todo sobre mi madre". Eso sí, lo que tienen los franceses es que son muy fieles. Una vez te admiran, es para siempre».

El pasado y su negación tienen un papel protagonista en «Los abrazos rotos». ¿Será que la memoria empieza a ocupar un lugar privilegiado en el cine de Almodóvar? «El personaje de Lluís Homar tiene la necesidad de olvidar para sobrevivir, pero también precisa recobrar la memoria porque sabe que, si no lo hace, hay algo que no está resuelto y que le pasará factura», explicó. «En ese sentido, creo que existe un cierto paralelismo con la transición española, momento en el que no era recomendable remover según qué cosas. Después de 30 años, creo que ha llegado el momento de enfrentarse a la memoria histórica. No se trata de abrir heridas, sino de cerrarlas. Es una cuestión moral que haya gente que recupere los restos de sus seres queridos».

«Mujeres...», en musical

Quizá por eso baraja seriamente la posibilidad de que su próxima película sea la adaptación de la biografía del poeta Marcos Ana, militante comunista que fue encarcelado por los franquistas desde 1947 hasta 1961. «La obra de Marcos presenta lo mejor de la memoria histórica, no existe el menor atisbo de venganza en ella». Contó incluso cómo piensa empezar el filme: «Con Marcos Ana saliendo de la cárcel, 22 años después de su encierro. Será a través de su relación con una mujer, con la que se recorre todas las "boites"de Madrid durante una noche, la manera en que explique su historia». Y concluyó: «Creo que aún no se ha hecho la gran película sobre la Guerra Civil». Probablemente sea la suya, pero mientras la escribe, tiene con qué entretenerse: el día 10 de junio se va a Nueva York a supervisar el montaje del musical en Broadway basado en «Mujeres al borde de un ataque de nervios», de la que también se va a hacer una serie de televisión producida por la Fox.

En «Vincere» el italiano Marco Bellocchio filma a una mujer que está más allá de cualquier ataque de nervios. De hecho, se halla internada en un psiquiátrico por culpa de Mussolini, que no quiere que se interponga en su carrera política. Ida Dalser se casó con él sin saber que él ya estaba casado. Tuvo un hijo que el dictador no reconoció. Extraordinario forense de la historia de Italia, Bellocchio examina la pasión de Ida proyectada hacia la locura por los implacables efectos del fascismo. La pena es que lo hace desde un academicismo insólito en su carrera, brevemente maquillado por recursos expresivos que no logran ocultar las redundancias de la segunda parte del filme.

Jim Carrey, «enamorado» de Ewan McGregorJim Carrey parecía demasiado ocupado con la promoción de «A Christmas Carol», pero tuvo un minuto, antes de salir pitando hacia el aeropuerto, para subir al escenario de la Quincena de Realizadores y presentar «I Love You, Phillip Morris», ópera prima de Glenn Ficarra y John Requa. «Me siento como un trozo de queso en una ratonera», dijo aludiendo a su apretada agenda para Disney, «pero quería deciros que estoy muy orgulloso de la película». Comparó esta comedia romántica en la que interpreta a un timador camaleónico que se enamora en prisión de un dulce Ewan MacGregor con «El show de Truman» y «Olvídate de mí». El personaje de Steven Russell es el caramelo que un actor mutante como Carrey devora de uvas a peras para demostrar que no sólo de Ace Ventura viven las estrellas cómicas. Para los estándares americanos, es un riesgo encarnar a un hombre capaz de cualquier cosa –hacerse pasar por abogado, escapar de la cárcel varias veces– por amor a otro hombre, aunque la cinta no pasa de ser una simpática miniatura que, eso sí, contempla la homosexualidad con una naturalidad extraña en un cine marcadamente puritano.