Roma

Benedicto XVI denuncia en una mezquita jordana la perversión de la «manipulación política de la religión»

Benedicto XVI pisó hoy por segunda vez una mezquita, vio la Tierra Prometida desde el Monte Nebo, como Moisés, y denunció que las religiones "pueden corromperse"y quedan "desfiguradas"cuando "sirven a la ignorancia y el prejuicio, el desprecio, la violencia y el abuso". El Papa, en su segundo día de estancia en Jordania, también denunció ante los líderes religiosos musulmanes que la manipulación ideológica de la religión, "muchas veces por objetivos políticos, es el catalizador real de las tensiones y de las divisiones y a menudo de la violencia en la sociedad". El obispo de Roma rechazó que se acuse a las religiones de ser la causa de división en el mundo. El Papa así lo manifestó en el discurso que pronunció tras visitar la mezquita Al Husein Bin Tallal, de Ammán, que recorrió sin quitarse los zapatos, como es obligatorio, ya que las autoridades religiosas colocaron unas esterillas para que los visitantes no tuvieran que hacerlo, dijo el portavoz vaticano, Federico Lombardi. Lombardi precisó que Benedicto XVI estaba dispuesto a descalzarse y que no rezó en el templo, aunque sí mantuvo un recogimiento por respeto a los musulmanes. El Papa fue recibido en la mezquita por el príncipe Ghazi Bin Talal, primo del rey de Jordania y promotor de la carta que en octubre de 2007 enviaron a Benedicto XVI 138 sabios musulmanes, en la que afirmaron que el futuro del mundo depende de la paz entre musulmanes y cristianos. Benedicto XVI expresó su "preocupación"por el hecho de que actualmente muchos consideren que la religión "ha fracasado"como constructora de unidad y de armonía, que se le acuse de ser causa de división en el mundo y se pida no prestarle atención. Dijo que no se pueden negar las tensiones y divisiones entre los seguidores de las religiones, pero que también muchas veces la manipulación por motivos políticos de la religión es la causa real de esa violencia. Ghazi Bin Talal calificó la visita de Benedicto XVI a la mezquita como un gesto de respeto recíproco entre las dos más grandes religiones del planeta, a las que pertenecen, en total, el 55 por ciento de los habitantes. Subrayó que esta era la tercera vez que un Papa pisaba una mezquita (Juan Pablo II en 2001 en Damasco y Benedicto XVI en 2006 en la Azul de Estambul) y agradeció el sentimiento de pesar expresado por el Papa tras el episodio de Ratisbona. Las relaciones entre el Vaticano y el mundo musulmán atravesaron en 2006 un difícil momento después de que Benedicto XVI pronunciara en la universidad de Ratisbona (Alemania) una lección magistral en la que hablaba de Mahoma, considerada "ofensiva"por los musulmanes y que desató las iras de los seguidores del Profeta. El Papa citó una conversación entre el emperador bizantino Manuel II Paleólogo (1391) y un erudito persa, en la que el mandatario decía que "Mahoma no había traído nada novedoso excepto la orden de extender la fe mediante la espada". El príncipe Ghazi dijo que aquellas palabras "dolieron"e "hirieron"a los musulmanes, pero que apreciaron las clarificaciones del Vaticano de que se trataba de una cita y no representaba el pensamiento del Papa. "El Profeta es completamente diferente a la descripción histórica que sobre él se ha hecho en Occidente", afirmó. Ghazi Bin Talal agregó que la descripción "distorsionada"la han hecho los que no conocen el árabe, el Corán o no entienden el contexto histórico y cultural de la vida del Profeta "y por tanto entienden mal sus palabras y son los responsables de gran parte de la tensión histórica y cultural entre cristianos y musulmanes". Bin Talal alabó "la valentía moral"del Papa para hablar de temas "según su conciencia, sin tener en cuenta lo que esté de moda". También dijo que es un teólogo de "absoluto valor, paladín de caridad y esperanza, que ha facilitado la misa en latín y promovido el dialogo interreligioso". Durante el encuentro, el Papa pidió a la comunidad internacional nuevos "esfuerzos"para promover la paz y la reconciliación en Irak. La jornada del Papa comenzó en el Monte Nebo, a 35 kilómetros de Ammán, donde según el libro Deuteronomio, Dios permitió a Moisés ver la tierra prometida aunque no pudo entrar, ya que murió antes y en su lugar lo hizo Josué. Después se trasladó a Madaba, donde bendijo la primera piedra de la Universidad católica y aseguró que la fe en Dios no suprime la búsqueda de la verdad, sino que, al contrario, la anima. Resaltó los beneficios de la ciencia, pero añadió que ésta "tiene sus límites, no puede dar respuesta a todas las cuestiones sobre el hombre y su existencia".