Londres
Un tribunal obliga a Brown a desvelar las reuniones previas a la guerra de Irak
El fantasma de Irak no ha abandonado aún la agenda británica. El Tribunal de Información obligó ayer al Ejecutivo de Gordon Brown a desvelar el contenido de las reuniones confidenciales mantenidas por el Consejo de Ministros los días 13 y 17 de marzo de 2003, en las que se decidió sumarse a la operación de Bush contra de Sadam Husein. Aunque las deliberaciones del Gobierno se mantienen en secreto durante 30 años, el citado organismo considera que el tema es de «interés público» y que, pese a que no se quiere sentar precedente, es obligatorio que estas discusiones salgan a la luz. El Ejecutivo tiene un plazo de 28 días para apelar y, según un portavoz de Downing Street, se está «considerando la respuesta».
Como última opción, el Gobierno podría recurrir a un veto que le otorga la Ley de Libertad de Información, pero esta vía nunca se ha utilizado en los cuatro años que lleva en vigor. La posición de Brown sobre la guerra nunca quedó muy clara. Cuando se mantuvieron dichas reuniones, que le costaron el puesto a dos de sus compañeros, él era ministro de Economía y el aluvión de críticas a Blair le valió para acercarse más a Downing Street. Si las conversaciones salen a la luz, su postura dejará de ser un misterio.
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