Barcelona

«Comandante pájaros en la pista»

Los primeros pasajeros de la T1, pese al sueño, calificaron con buena nota y se mostraron sorprendidos por la luz.

«Comandante, pájaros en la pista»
«Comandante, pájaros en la pista»larazon

BARCELONA- Cuando parecía que la T1 –después de inauguraciones, pruebas con voluntarios y jornadas de puertas abiertas– no tenía nada más que ofrecer al visitante, los primeros usuarios descubrieron una nueva perspectiva: la terminal de noche. Los dos bloques de cemento que conforman las 11.000 plazas de aparcamiento se convierten en dos cubos de luz que acentúan aún más el aspecto blanco e inmaculado de la terminal. Es sin duda el efecto de las pantallas colocadas en cada piso del aparcamiento, que distribuyen y canalizan la luz interior dotando al edificio de una imagen futurista, y así lo perciben los ojos del viajero. Todos los pasajeros que viajen de noche podrán disfrutar de esta postal, que fue la encargada de dar la bienvenida a los usuarios del vuelo inaugural de Spanair en la T1 con destino a Madrid.Sobria y diáfanaLa bóveda blanca que cubre el vestíbulo parecía aún más blanca sin la competencia natural del sol. Bajo ella, un variopinto grupo de directivos, empleados, periodistas y algún que otro pasajero raso se mezclaban frente a los relucientes mostradores de facturación. «La T1 es más catalana que la T4 de Barajas. Es más catalana en el sentido de que es más elegante, sobria, discreta y diáfana. Muy diferente de la estética mesetaria que gusta más de las edificaciones grandes y aparatosas», explicaba Carlos, un empresario que viajaba hacia Alemania. Pero volvamos al vuelo inaugural. Completados los rituales habituales de todo aeropuerto, controles y billetes, Spanair obsequió a los presentes con una caja de bombones y, una vez a bordo, invitó a una copa de cava. La nota de humor la puso el veterano comandante del vuelo, Xisco Pou, natural de las Baleares, quien amenizó el viaje con la típica socarronería isleña: «A ver, el vuelo se va a demorar unos minutos por la presencia de pájaros en la pista. Operarios de Aena los están apartando». Risas. En total, unas 130 personas tuvieron el modesto honor de inaugurar la T1. En cualquier caso, los pasajeros poco a poco le cogen el pulso a la terminal y absolutamente todos le pusieron buena nota al edificio en sí. Mención aparte merece el particular via crucis de cada uno de ellos para acceder al edificio, teniendo en cuenta que ni el metro ni el tren llegan todavía. De entre los viajeros, una pareja de novios que iban a pasar unos días a Madrid, «Estamos sorprendidos, es muy bonita y muy grande». La misma idea que unos y otros repetían.El vuelo JK401 despegó pasadas las seis de la mañana, amaneció, y aterrizó en Barajas hacia las 7.05 horas. Veinte minutos de descanso y vuelta para Barcelona entre caras somnolientas y bostezos.Si algo tiene la T1, en cualquier caso, es que resulta muy intuitiva. Desde que el viajero llega hasta que embarca es prácticamente un camino recto. Las salidas, sin embargo, desorientan, y los diferentes niveles de la terminal despistan a más de uno. En especial, la parada de taxis y autobuses, sobre todo porque están en el nivel inferior, por debajo, incluso, de los accesos al aparcamiento. Los comercios, tranquilos a la espera de que funcione toda la nueva terminalComienza la andadura de la Terminal 1 del aeropuerto de Barcelona y comienza, evidentemente, a medio gas. La T1 está al 25 o 30 por ciento de su capacidad, lo que le confiere un aspecto algo desangelado que se nota especialmente en los comercios.Algunos locales mantienen todavía la persiana bajada a la espera del paulatino aterrizaje de las diferentes compañías en la terminal. Ayer, sin embargo, 50 de las 73 tiendas ya estaban abiertas y 30 de los 43 diferentes bares y restaurantes, también. No obstante la poca afluencia de público sembró el aburrimiento entre los locales más prematuros. Cerrados estaban, por ejemplo, la taberna Lizarrán o la cafetería Jamaica, en la zona de llegadas de vuelos, así como la tienda de moda Custo. Por su parte, los establecimientos que ya han abierto al público aseguran que el primer día de actividad fue de «mucha tranquilidad». «Está todo muy tranquilo, aunque ya se tenía en cuenta que los primeros días sería así, ya que el aeropuerto sólo opera al 30 por ciento de su capacidad», explicó la joven Elena Aparicio, dependienta de la tienda de papelería y objetos de regalo Divers. También la óptica Cottet abrió a las cuatro de la madrugada con un éxito más bien discreto.