Artistas

«Con Wagner no hay punto medio»

Katharina Wagner presentó en Madrid el montaje de «Tannhäuser»
Katharina Wagner presentó en Madrid el montaje de «Tannhäuser»larazon

Rubísima valquiria, simpática, con voz de soprano –«fumo demasiado», bromea cuando le preguntan por qué no canta–, Katharina Wagner (Bayreuth, 1978) encaja con cintura las preguntas más incómodas y posa con callo de «starlet». Por algo es la mitad más «glamourosa» de la dirección del Festival de Bayreuth, mientras que, dicen, su hermanastra Eva aporta el trabajo discreto en el tándem que se impuso al de Nike Wagner y Gerard Mortier en la sucesión de la «Colina Verde» en 2008. Ayer, Katharina se empeñó en devaluar esos rumores derrochando «savoir faire» en la presentación en Madrid del «Tannhäuser» que estrenará en Las Palmas de Gran Canaria. Será en el Teatro Pérez Galdós, del 9 al 12 de julio, y tendrá a Pedro Halffter en el foso, junto a la Sinfónica de Las Palmas. Y ayer lo explicó en Madrid, junto al gerente del teatro, Juan Cambreleng, y la empresaria cultural María Pina (curiosa su iniciativa: viajes organizados con ópera incluida). Sin bacanalesPorque la biznieta de Richard Wagner es directora de escena (menuda la armó con «Los maestros cantores de Nüremberg», su debut en Bayreuth en 2007). «No sé qué aceptación va a tener ni qué va a suceder, como es natural», explica de este «Tannhäuser». «Pero es una obra que puede afectar a la gente. He centrado mi visión del montaje en que Tannhäuser es una persona insatisfecha, en su búsqueda». Nada de orgías, eso sí («lamento depcionarle», suelta con ironía) como la del reciente montaje del mismo título que Ian Judge presentó en el Real. Katharina entró con 21 años en el mundo de la ópera. «Siendo muy joven se me ofreció la posibilidad de dirigir. Pensé que si no la aceptaba, no tendría otra igual. Es cierto que a esa edad ya tenía una experiencia vital muy rica. Pero quizá empecé demasiado joven». Y, como resignada, dice: «Ya no soy rebelde». Al entrevistado no siempre hay que hacerle caso en todo. Choca escuchar de una mujer criada en el seno de la familia Wagner, a la sombra secular de un genio y en medio de un torbellino de enredos político-familiares, que ha tenido una infancia normal: «Para mí no era algo especial. Viví de forma natural ser biznieta de Wagner; su música estaba en mi infancia sin que yo le diera importancia, hasta que en algún momento asimilé quién era Wagner y qué significaba. Mis padres querían que creciera como una niña normal. Y lo consiguieron». Con los pies en la tierraSin duda, Katharina parece tener los pies en la tierra. «Conozco muy bien "Tannhäuser", como es natural –explica sobre las implicaciones de apellidarse Wagner y montar una ópera de su bisabuelo–, pero no tengo ninguna carga moral. Cualquier obra de otro gran compositor supone el mismo desafío. Aunque si es de Wagner me ahorro mucho trabajo de investigación». Y añade: «Con Wagner no hay punto medio: o lo haces muy bien o muy mal. Pero no por ser o no de su familia. Personalmente, agradezco cuando la gente me juzga desde cero, como si no fuera una Wagner».Invitada a un sencillo juego, Katharina dice que le preguntaría a su bisabuelo «sobre la fidelidad a las obras; cómo lo haría él ahora»; y el maestro respondería: «Tú haz lo que quieras, ajústate a la técnica actual». Y recuerda: «Él era un revolucionario ya en su época». Luego está el público de Bayreuth –se ríe con el símil de Las Ventas–, un lugar tan especial. «Es verdad que hay más tensión, y que estoy en el punto de mira cuando dirijo los festivales. Pero críticas hay siempre, y me gusta que me juzguen independientemente de mi nombre».Katharina se ha marcado 2015 como fecha para dirigir de nuevo un montaje allí. «No deben ser los "festspiele"de Katharina Wagner», sentencia. «Tengo un estilo determinado y no quiero que el festival se convierta en algo exclusivamente por y para mí. Debo enriquecerlo, que haya alguna variación», comenta.

Relación con el nazismoEn 2008, Katharina anunció que abriría los archivos de la familia para arrojar luz sobre temas como la relación de los Wagner con el nazismo. Ella, para evitar críticas, dice, que se mantiene al margen de la investigación, y ha puesto a disposición de «expertos muy distintos» los textos. Pero avisa: «La cantidad de material original que tenemos es inmensa. No creo que antes de 2012 o 2013 haya conclusiones». Y deja caer que ella ha cumplido, pero otros miembros de la familia no han facilitado sus documentos. En cualquier caso, cree, que «todo lo que se podía decir ya está dicho».