España

De Onieva a Florentino

La Razón
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Miércoles, 20: crisisAlmuerzo en «Carta Marina» con dos amigos: uno, ingeniero y catedrático; el otro, economista y catedrático. –¿Es verdad, les pregunto, que la crisis ha tocado fondo? Pasea circularmente la vista por el restaurante el economista y catedrático: –No. Tocaremos fondo cuando dejen de llenarse los restaurantes y los estadios, lo cual no ha ocurrido todavía. Todo, en efecto, es relativo en esta vida.

Jueves, 21: OnievaJuan Onieva no es líder ni caci- que y Florentino Pérez es cacique y líder. –A ver, explíquese. No acabo de cogerlo. Para seducir, hay que ilusionar. Cuando los tiempos decimonónicos, como España no era ni mucho menos lo que es ahora, el cacique compraba la voluntad de los votantes menesterosos con un duro: «An- da, majo –le decía–, toma un duro y vótame». El votante me- nesteroso, a ver qué vida y qué miseria, le votaba. Pero hoy España, gracias a la democracia o a lo que sea, es un país global, ilusionante y «póntelo pónselo». Ya lo dijo quien lo dijera: «De ilusiones no se vive, pero la ilusión de un duro, a veces, conforta el ánimo fláccido y robustece el bolsillo desmadejado». Algo así. A Juan Onieva, hoy, como candidato a la presidencia del Real Madrid, se le ha gripado absolutamente todo, hasta el talante (él no es así): soso, grisote y adormilador. –Esta noche –comentó alguien– no voy a necesitar tomarme el orfidal. A Onieva, ciertamente, se le ha parado el reloj, no lo tiene sintonizado con el siglo XXI. Y, además, se le ha olvidado que el Real Madrid, en su colosal y acollonante heráldica, ostenta el imperial título de «Mejor Equipo del Mundo del Siglo XX». Y eso obliga muchísimo y a muchísimo (Onieva, con su benedictino y parvulario programa, ridiculizaba, casi, al «más grande club que han vis- to todos los tiempos»). Hablando, tampoco Florentino Pérez es, como se sabe, la alegría de la huerta. Pero posee la capacidad de ilusionar con el «galactismo», del que no ha abjurado, de sus Kakás (talento de líder) y la capacidad de convencer y fascinar (talento de cacique siglo XXI) con el poderío de su chequera y la chequera de su influencia para que se le rindan los bancos como se le rinden a Brad Pitt las quinceañeras de todo el mundo. Florentino, sí, el Brad Pitt del Real Madrid. Onieva, ni Brad ni Pitt. Los hechos son los hechos.

Domingo, 24: FPCuando un hombre se viste, ¿se calza antes los zapatos que los calcetines, se pone antes la corbata que la camisa, se mete antes el pantalón que el calzoncillo? ¿A que no? Pues eso, sin metáfora, es lo que se comenta que está haciendo Flo- rentino Pérez. Si no tiene todavía entrenador, que es como debe empezar a vestirse el «nuevo Real Madrid», ¿por qué leemos que ha tirado la caña de pescar en los caladeros de Kaká, de Ronaldo y de otros? Más todavía: ¿si aspira a un Real Madrid estético, por qué tienta al sargentón y totalitarista Mourinho? ¿Por qué hace unos días su «amor» era Wenger y ahora –la gente juzga por lo que lee en los periódicos– es Mourinho? ¿Qué es exactamente lo que quiere Florentino? Estoy en la calle, la oficina del periodista, y oigo a la gente: oigo que vuelve con Valdano, a quien gesta sin embargo, y que Juande, si le dan lo que no ha tenido a lo mejor es tan bueno o más que los «mediáticos» Wenger y Mourinho o quien venga. –Hay más, oiga. –Le escucho. –Si es verdad que la deuda del Madrid es otra vez inmensa, 500 millones de euros, y Florentino habla de gastarse en «refuerzos galácticos» 300 millones, ¿qué pasará si la pró- xima temporada el Barça sigue arrimándonos estofa tipo 2-6?Es lo que hay en la calle.