Estados Unidos
Dos millones de personas se rinden ante Barack Obama
En la despedida entre los Obama y los Bush, Michelle dio un cálido y emotivo abrazo al predecesor de su esposo
washington- Un intenso e insoportable frío compitió ayer el protagonismo de la jornada con la elección más esperada de un presidente estadounidense, la de Barack Obama. Más de un millón de personas se congregaron en el Mall, la explanada entre el Capitolio y el Monumento a Lincoln, para presenciar su toma de posesión. Fuera del recinto acordonado se quedaron quienes no atendieron la sugerencia hecha durante semanas por las autoridades en las que aconsejaron a la gente estar temprano. Los que llegaron al alba, con 10 grados bajo cero, no tuvieron problemas para acceder al interior de la zona vallada, pero a partir de las 06:00 resultó prácticamente imposible. Cientos de personas invitadas en oficinas de edificios de la avenida Pensilvania protestaban por no poder acceder a los mismos. Interminables colas de gente cubierta con mantas puestas sobre los abrigos, guantes, gorros, orejeras, «botas de aprés Sky»..., esperaban tan paciente como inútilmente. Tras el inconveniente, cada uno se buscó la vida como pudo. Los más madrugadores se ubicaron más allá del monumento a Lincoln y presenciaron el acto en enormes pantallas. Otros muchos lo hicieron en carpas instaladas en la ciudad con pantallas y un circuito que consistía en hacerse una foto en una réplica del Despacho Oval o subir a un Air Force One de cartón piedra…. y, ¡cómo no! adornados con toda clase de merchandising de Obama como referencia.
El distrito de Columbia tiene una población con más de un 70% de gente de color y de ésta, un 97% votó al actual presidente y ayer se notó en las calles de Washington, que eran una auténtica fiesta en la que participaban familias negras, felices porque, finalmente, había llegado su «tiempo». Además, pese a los enormes desafíos a los que se enfrenta Obama, la mayor parte de las personas que escuchaban el discurso se mostraron convencidas de que «será capaz de vencerlos». Los más escépticos eran algunos de los periodistas que habitualmente cubren la información de la Casa Blanca. Y llegó el momento de las despedidas. Ambos matrimonios rieron abiertamente, mientras que Michelle Obama dio un cálido abrazo a George W. Bush antes de que éste subiera al helicóptero que lo trasladó junto a su mujer a una base aérea. Los Obama, acompañados del matrimonio vicepresidencial, entraron en el Capitolio, donde almorzaron junto a numerosas familias políticas: Clinton, McCain, Kennedy, Gore... Después, el ya presidente recorrió la Avenida de Pensilvania hasta llegar a la Casa Blanca. El desfile, que duró poco más de dos horas, contó con la participación de unas 15.000 personas, 250 caballos y decenas de bandas de música. Tras el fin del acto, terminan los cuatro días de festejos organizados para celebrar la llegada a la presidencia de la primera potencia mundial de un hombre de color que ha logrado esperanzar a los norteamericanos.
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