París

El día más negro de Nadal

El día más negro de Nadal
El día más negro de Nadallarazon

Tres días antes de cumplir 23 años Nadal sufrió la primera derrota de su vida en París. Robin Soderling y una versión desconocida en Pa- rís del número uno del mundo acabaron con la pretensión de ganar el quinto Roland Garros consecutivo. Rafa no buscó excusas. No las había. Fue inferior al sueco. Sin más. «Perder en París no es una tragedia, porque tenía que perder aquí algún día. Es un pinchazo que hay que asumir y olvidar cuanto antes. Fue mi culpa más que... Aunque él lo hizo muy bien. No jugué mi tenis y ésa es la razón de la derrota. No tengo nin- guna excusa».No había ninguna expectativa de que en la Phillipe Chatrier pudiera suceder lo que luego pasó. Nadal arrasó a Hewitt en tercera ronda, se entrenó con normalidad y en el calentamiento todo se desarrolló con la rutina habitual. Rafa no perdonó ninguno de sus rituales, pero... Soderling se comportó como si su palmarés estuviera adornado por varios títulos sobre tierra batida. Sirvió como un cañonero –9 «aces» y uno de ellos a 222 kilómetros por hora– y su derecha se comportó como un martillo pilón. Lo pegó todo y los estacazos le entraron.Nadal arrancó el partido estancado, sin chispa, alejado de la línea de fondo y a merced de un jugador que propuso un partido sin ritmo. El sueco no quería inter- cambios y se empleó a fondo. Nadal, que hace un mes había derrotado 6-0 y 6-1 a Soderling en Roma, jugó muy corto, sin agresividad, siendo dominado y sin su frialdad habitual. No existió en el primer set y cuando ganó el segundo –por los regalos en el «tie-break» del sueco– pareció que la sorpresa no se iba a consumar, pero... Rafa se resbalaba, su derecha le traicionaba, el saque era inofensivo y el público de la central se lo pasaba en grande. De las gradas sólo se oía un grito: «Robin, Robin». El sueco terminó de creérselo, reventó Roland Garros y envió a Rafa de vuelta a Manacor.La derrota no hace más que engrandecer todo lo logrado por Rafa desde que en 2005 superara en la final de París al argentino Mariano Puerta. Además de ser el indiscutible dominador sobre tie- rra batida, no caía tan pronto en un «Grand Slam» desde los octavos del Abierto de Estados Unidos en 2007. Desde entonces lo mínimo habían sido unas semifinales. En París, Nadal sólo había perdido un set en los dos últimos años. Llevaba 32 parciales ganados con- secutivamente desde que cedió el segundo contra Federer en la final de 2007 y 31 partidos ganados en París. En el Bosque de Bolonia no conocía la derrota.Su primera reacción tras la gran sorpresa del torneo fue pensar en el descanso antes de la llegada de la hierba. «Ahora, mi preparación es para la piscina de mi casa. Dadme tres días más para pensar en mi puesta a punto para Wimbledon», comentó; y para despedirse se acordó del público: «Es una pe- na que nunca haya tenido un detalle conmigo».Verdasco se «solidarizó» con Nadal. El madrileño empezó su partido antes de que acabara el de Rafa. Cuando Nadal se despedía del torneo, él sólo había cedido el primer set. El cuadro quedaba libre de la gran amenaza, pero fue incapaz de superar sus problemas físicos y cayó ante Davydenko sin plantear resistencia. Tommy Robredo es el único español superviviente en París cuando arranca la segunda semana. Lo nunca vis- to en los últimos 20 años. Sin Rafa ni Djokovic, Federer tiene vía libre para conquistar su primer Roland Garros e igualar los 14 «grandes» de Pete Sampras.