País Vasco

El gran objetivo vasco

Un gobierno del PSE apoyado por el PP debe huir del frentismo y hacer que la ley se cumpla en Euskadi como en el resto de España

La Razón
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Se mueven las cosas en el País Vasco con la idea de que el nacionalismo deje de gobernar, configurándose una nueva mayoría liderada por Patxi López y secundada por el PP. Pacto atípico pero no imposible. Es, sobre todo, un acuerdo necesario. No para negociar prebendas o cargos ni para que los nuevos consejeros se dediquen a exhibir coches y lujos, como ocurre con cierta frecuencia en las autonomías. Se trata de hacer un gobierno constitucional que cumpla y haga cumplir la ley, que coloque las banderas constitucionales en las instituciones, que de cuentas de su acción al Gobierno central, que vigile que en las escuelas e ikastolas no se enseña a odiar a España ni a mentir sobre España. Que haga una política seria y equilibrada en materia de educación. Principalmente en el ámbito lingüístico, de manera que sean los padres los que decidan sobre la formación de sus hijos. Los que quieran hacerlo en euskera que lo hagan. Los que prefieran en español, que se les permita. Y los que opten por un modelo cincuenta-cincuenta, también.Un gobierno vasco presidido por López y secundado por el PP debe proponerse, como objetivo inmediato, normalizar la vida en aquella sociedad. Eso quiere decir que debe erradicar la política nacionalista excluyente y discriminatoria para los castellano-hablantes, sin que eso signifique que se deba pasar a excluir o perseguir a la minoría vascoparlante. Al contrario. Lo que se espera son políticas de convivencia en los colegios pero también en la Administración. Un funcionario no puede ni debe ser marginado por no dominar el euskera. Un médico no puede ganar más o trabajar menos porque sabe euskera. Un ertzaina debe cobrar lo mismo que otro sepa o no vascuence.El gobierno de López ha de cambiar la manera de actuar, particularmente en dos casos: la Ertzaintza y la Televisión autonómica.La Ertzaintza ha de dejar de ser una policía de partido para pasar a convertirse en la policía de los vascos. Y debe actuar como policía. O sea, que ha de perseguir el crimen y a los criminales, aunque éstos formen parte de una organización que se llama ETA. Es lo que no ha hecho hasta ahora. Con la contribución de la Ertzaintza en la lucha contra el terror, estoy convencido de que el final de la banda asesina estará más cerca. Por una cuestión evidente: los ertzainas están desplegados en el terreno y en cada pueblo, y saben perfectamente los que son batasunos o proetarras, y por supuesto los que son etarras. Ahora también, pero no hacen nada por reducirlos. En la Televisión autonómica la asignatura pendiente es la pluralidad. La ETB está tomada por el nacionalismo, y en no pocas ocasiones por el nacionalismo extremo secesionista e incluso violento. Una televisión democrática debe ser una televisión de todos, menos de los que matan o defienden a los que matan. Para los que matan sólo pueden estar abiertas las puertas de las cárceles. Igual que para los que, aun sin matar, hacen apología del asesinato.El Gobierno de López debe de ser un gobierno en el que quepan las diferentes tendencias, y ha de incluir a independientes procedentes del nacionalismo moderado, y a algunos cercanos a las posiciones del PP. Esto hay que hacerlo con generosidad, buscando espacios de convivencia y huyendo del frentismo. Es la lección que los demócratas debemos dar a quienes han gobernado durante treinta años pensando sólo en sus clanes.