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El miedo a la peste

La Razón
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La peste del paro parece asustar menos que la gripe A, ante la cual sí han cerrado filas Gobierno, sindicatos y empresarios. Tras varias semanas de negociaciones y una docena de reuniones, las tres partes han acordado un plan para reorganizar la actividad laboral si en otoño la pandemia toma el país por asalto. Algunas de las medidas propuestas harán la vida más fácil, como los horarios flexibles, trabajar desde casa o reducir el número de las reuniones. Otras, sin embargo, producen cierta inquietud y parecen sacadas de un manual sobre cómo organizar un estado de sitio. De hecho, si se llegaran a aplicar en su literalidad, impondría a los ciudadanos la mayor restricción de libertad de movimientos desde el franquismo. Así, aquellos que han estado expuestos al foco infeccioso serán separados, sometidos a cuarentena y se limitará su circulación aunque no hayan desarrollado la gripe. También se recomienda no dar apretones de mano, evitar la cercanía física o cerrar el grifo con una toalla después de lavarse. Besar, tocar y saludar serán acciones poco recomendables. Hay quien augura, incluso, cambios de liturgia en iglesias y mezquitas. ¿Son razonables todas estas medidas? El Gobierno, naturalmente, está obligado a adoptar cuantas sean necesarias para hacer frente a la pandemia, pero la población está perpleja ante una afección que, según la opinión médica, no es peor que la gripe común. Varios meses después de la aparición del N1H1, aún no se ha explicado de manera convincente por qué hay que recurrir a medidas de emergencia cuando nada grave parece justificarlas, empezando por la baja estadísticas de fallecidos y contagiados. En España, además, se da una circunstancia incomprensible y paradójica: el medicamento que la combate, el tamiflu, no está al alcance del ciudadano ni se puede comprar en la farmacia. Hay todavía aspectos sin aclarar y no parece que a la gente le tranquilice lavarse las manos diez veces al día con toallas desechables. Ya advirtió Camus en «La peste» que hay algo peor que el contagio: el miedo al contagio.