El Rey insta a invertir en Nueva Zelanda como acicate contra la crisis

Sus Majestades los Reyes iniciaron ayer su agenda en las Antípodas en el marco de visitas programadas con el fin de reforzar la relaciones políticas y económicas en el Pacífico sur. Nueva Zelanda fue el primer destino y su capital, Auckland, punto clave para, en palabras de Don Juan Carlos, promover «la cooperación económica y comercial entre los principales países del mundo», más aún en la situación actual de crisis, que deber servir de «acicate» para reflotar el crecimiento y la creación de empleo.El Monarca resaltó la situación actual de la economía española, que se encuentra entre las diez punteras del mundo gracias a su apertura al exterior y liderazgo en muchos sectores, condición que predispuso a nuestro país en este viaje a Nueva Zelanda, donde se pretende mejorar el actual flujo económico, que se sitúa en 250 millones de euros.Para ello, el Rey destacó que las empresas españolas cuentan con «el importate activo económico y comercial que representa el español como idioma de comunicación internacional, el tercero más usado en internet y la lengua materna de casi 500 millones de personas».La visita a Auckland combinó la agenda política y económica, lo cual se plasmó en el almuerzo mantenido por empresarios españoles –representantes de veinte corporaciones– y neozelandeses, acompañados del ministro de Desarrollo Económico de Nueva Zelanda, Gerry Brownlee, que habló de la necesidad de incrementar las relaciones económicas entre ambos países.Posteriormente, sus Majestades se desplazaron a la Universidad de Auckland, donde conocieron la Cátedra Príncipe de Asturias, una de las cinco que existen en el mundo y la única en Asia. CIFRAS30.000 ALUMNOS DE ESPAÑOL: Prueba del impacto del castellano como idioma universal es la gran cantidad de estudiantes en Nueva Zelanda.250 MILLONES DE EUROS: El volumen de negocio entre ambos países es objetivo principal como cifra a incrementar en el futuro. 1988 PRIMERA VISITA REAL: Éste es el segundo viaje de Sus Majestades al país oceánico, veintiún años después de la primera vez en las Antípodas.