Aventura

El rito de ir a la playa

La Razón
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El primer Diccionario de la RAE (1726) definía playa como «el mar abierto en ribera, donde no hay resguardos para borrascas y tempestades». Hoy la playa es ese lugar idílico en donde la mayoría de nosotros desea pasar las vacaciones. Eso de «ir a la playa» por prescripción médica para remediar enfermedades tan dispares como la artritis o el «mal de amores» ha dejado paso al rito ecuménico de ir a la playa una vez al año cuando la economía lo permite. Esa es la cuestión.Y, para hacer este viaje a la costa, hay que vestirse acorde con las circunstancias. Porque el concepto «playero» no es lo único que ha cambiado con el paso del tiempo. También el traje de baño utilizado ha variado. De aquella ropa de playa que cubría todo, del cuello a los pies, hasta los mini-bikinis actuales nada queda. La evolución del bañador ha sido extraordinaria. En la segunda mitad del siglo XIX, se llevaba el «seis piezas», prenda a medio camino entre el vestido y la ropa interior que causó furor. En los locos años 20 del siglo pasado, llegó la moda los «petos bombacho», que dejaban al descubierto hombros y pies y causaban estragos en las playas más modernas. Y ahora el «top-less» y el nudismo están a la orden del día.A la playa se va para disfrutar mucho sin causar vergüenza ajena. Porque hay seres inconscientes de que los bombones de caramelo que han sido ya se han derretido. No han asimilado bien que sus cuerpos no soportan la moda tan sexy de «boxers», «slips» y «cortos» para él ni la moda tan sensual del trikini para ella. Y, como las olas a la playa, así las modas vienen y se van. Solo quedarán los nombres para recordar que en el origen de la moda de bikinis y de bermudas hubo un motivo isleño.