Ciclismo

Francia

El Tour capea la crisis

El Tour de Francia ha notado la crisis económica pero parece afrontarla con cierta comodidad, con el sólido respaldo que supone que sus principales patrocinadores hayan mantenido, cuando no aumentado, sus compromisos publicitarios con la ronda gala. Al menos durante cinco años, todos los jerseys de líder del Tour de Francia tienen asegurado un patrocinador y eso pese a la desaceleración económica, que ha disminuido el presupuesto de publicidad de las empresas, y los reiterados casos de dopaje, que espantan a las marcas. Además, el Tour parece vivir un momento dulce en cuanto a presencia de periodistas. Tras dos años de descenso, el número de periodistas que siguen la carrera ha aumentado de forma ostensible, seguramente por el efecto de arrastre mediático que supone el retorno del estadounidense Lance Armstrong. Si hay prensa hay repercusión mediática y ni los fantasmas de la crisis ni los del dopaje parecen haber afectado por el momento al Tour de Francia, que presenta una salud de hierro en lo que a patrocinadores se refiere. Del dopaje se ríen en FagorBrandt, que patrocinan el jersey de la combatividad y cada día designan al ciclista más peleón de la etapa. Recuerdan que ninguno de los ciclistas que han terminado por ser designados como "super-combativos"al final del Tour han estado implicados en casos de dopaje. El resto de los jerseys también muestran buena salud. En los dos últimos años se han renovado once contratos de patrocinio durante los próximos tres o cinco años, indican en ASO, la empresa propietaria y organizadora del Tour. Nuevas marcas se han sumado a las tradicionales y, cuando una falla, enseguida ve su puesto ocupada por otra que cuenta con la mediatización del Tour como un excelente altavoz publicitario. El ejemplo lo ponen en la aseguradora AG2R, que patrocina uno de los equipos del pelotón desde hace 13 ediciones del Tour de Francia: Invierte en el ciclismo 7,5 millones de euros anuales para lograr unos beneficios publicitarios que, por otros medios, no le costarían menos de 47 millones, según sus propios cálculos. Según sus responsables, en estos años han logrado que la notoriedad de la marca se multiplique y que en sus últimas estadísticas el 73% de los encuestados aseguren que conocen la aseguradora. Con esos números no tienen por el momento intención de marcharse del pelotón. Entre los grandes patrocinadores de la carrera, más que abandonos se han producido relevos que responden a decisiones empresariales. La más visible la del maillot de puntos que acredita al rey de la montaña. Pagado hasta este año por los supermercados Champion, en esta ocasión será Carrefour Market quien figure entre los puntos rojos. No porque la marca de supermercados haya sufrido los efectos de la crisis sino porque la empresa, que posee las dos marcas, ha preferido dar ahora prioridad a su nueva enseña. Además de Carrefour han entrado entre los patrocinadores Belin y Euromaster. Entre todos los patrocinadores del Tour destaca el banco LCL, el más veterano de todos, que cumple en esta edición 27 años consecutivos y que acaba de prolongar su contrato para seguir figurando en el maillot amarillo hasta 2013. Tampoco parece sufrir la caravana publicitaria que precede al pelotón con sus 160 vehículos dando el toque festivo de colorido y música al paso de una carrera. Los responsables del Tour saben que es la caravana la que transforma en festivo el paso de la carrera y hace olvidar a los habitantes de los pueblos los problemas de tráfico y cortes de circulación que acompañan a la ronda gala. Cochonour cumple diez años en la carrera y seguirá repartiendo muestras de embutidos en las cunetas desde sus inconfundibles "Dos Caballos"pintados de cuadros rojos y blancos. Otras marcas han decidido hacerse más visibles en el pelotón para afrontar nuevos desafíos del mercado. Es el caso de PMU, la empresa que engloba las apuestas hípicas en Francia, que por primera vez patrocina los dorsales de los ciclistas coincidiendo con el fin del monopolio en Francia de las apuestas. Atargaz espera que los franceses conozcan sus bombonas de gas en las zonas rurales, las principales que atraviesa el Tour y donde más débil es la red de GDF, mayoritaria en el sector.