Ciclismo
El Tour se queda sordo
Madrid- «El pinganillo sobra, ha matado el ciclismo», se lamenta Federico Martín Bahamontes. El primer español que ganó el Tour echa de menos las escapadas interminables y la libertad de los corredores sobre la bicicleta. Eran otros tiempos que el Tour pretende recuperar, aunque sea de manera testimonial. Hoy, en una etapa sin demasiada montaña, pero sin apenas terreno liso, la carrera francesa quiere celebrar su fiesta nacional, el 14 de julio, con un homenaje a los antiguos prohibiendo el pinganillo, igual que hará en la etapa del viernes. «No puedo entender cómo la gente puede estar en contra de esas cosas. Van a convertir a los directores en utilleros. Sin el pinganillo van a quedar para dar agua a los corredores y van a hacer las etapas el doble de peligrosas», explica Manolo Saiz. El ex director de la Once y del Liberty Seguros fue el primero que se atrevió a conectarse por radio con sus ciclistas. «Se lo puse a Herminio Díaz Zabala y a Erik Breukink en el 95», recuerda. «La seguridad que ganamos en el equipo fue brutal. Yo veía lo peligroso que era que los demás directores tuvieran que meterse en el pelotón para dar órdenes», recuerda. «Es un paso atrás», añade. Y se pregunta: «¿Qué pasaría si Armstrong o Contador pincharan a falta de cinco kilómetros y perdieran el Tour porque no hay pinganillo y su director no puede avisar? ¿Qué diría Astana, que se gasta 20 millones al año en el equipo?». Javier Mínguez, otro clásico, es de la misma opinión. «Hay que preguntarle al que paga. Y si hay un responsable es para dar órdenes», dice. «Hay corredores jetas a los que les viene muy bien y otros disciplinados a los que les vendrá mal», añade. «No me quita el sueño, es bueno para la seguridad», dice Carlos Sastre, «pero no me voy a ahorcar por no llevarlo». «Estoy en contra de que lo quiten», se lamenta Contador.
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