San Sebastián

Éxodo frente a terror

La Razón
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Dirección: Iñaki Arteta. Guión: I. Arteta y Alfonso Galletero. Música: Eduardo Basterra. Duración: 105 minutos. España, 2008. Documental.

Ellos no eligieron el exilio, pero 200.000 personas tuvieron un día que huir ante las amenazas, los asesinatos, la extorsión, el aislamiento social, los insultos («fachas, españoles»), el silencio y las imposiciones lingüísticas. Miles de familias vascas no nacionalistas, las otras víctimas del terrorismo etarra, han abandonado aquella comunidad los últimos 30 años. Iñaki Arteta, el director de la no menos contundente «Trece entre mil», vuelve con un doloroso, exhaustivo e intenso documental que agrupa casi una treintena de testimonios de seres que decidieron mejorar sus maltrechas calidades de vida fuera de la tierra donde nacieron.
Un drama íntimo y grabado a fuego que protagonizan sacerdotes (como Jaime Larrinaga, co fundador del Foro El Salvador, que defiende «a las víctimas, los derechos humanos y la pluralidad de la sociedad vasca»), políticos («Sigo pensando que traicioné a los míos», dice emocionada Verónica Lipperheide, ex concejal del PP), ertzainzas («viví situaciones muy duras», asegura José Javier Varela,a quien intentaron quemar la casa y que posteriormente sufriría una severa depresión), jueces (José Luis Morales narra su experiencia cuando decidió ocupar una plaza en San Sebastián: tres veces tuvo que cambiar de casa...), escritores, artistas (todavía hoy, la obra del escultor Agustín Ibarrola es continuamente atacada por los radicales), empresarios («recibí cartas exigiéndome el impuesto revolucionario y no pagué; al final pones pies en polvorosa», confiesa Ricardo Benedí), ex miembros de la banda (Mikel Azurmendi, militante en los 60 que la abandona «porque no estaba de acuerdo con matar a un ser humano»), periodistas (Carmen Gurruchaga, que vive en Madrid desde que publicó varios libros y artículos en los que defendía que para terminar con la agrupación había que acabar con su entorno), profesores...
Hombres y mujeres que se cansaron de las escoltas y decidieron empezar en otras tierras, lejos de la suya propia. Aunque el dolor está ahí, siempre estará ahí. Quizá porque «fuimos expulsados de alguna manera». Habla Cristina Cuesta, que perdió a su padre en un atentado. Como tantos y tantos otros.