Munich
Fútbol total en el Camp Nou
En la Liga española todo el mundo conoce ya el fútbol que practica el Barcelona de Guardiola. Más allá de los resultados, el conjunto azulgrana ha cosechado adeptos con su juego alegre, rápido y ofensivo. Pero en Europa no había tenido aún la ocasión de dar un puñetazo sobre la mesa y desplegar toda su artille- ría. La visita del Bayern de Múnich fue la ocasión elegida. Ahora ya están todos avisados. Resulta difícil explicar lo sucedido en el Camp Nou y la superioridad del Barça ante un club del prestigio y palmarés del Bayern. En la primera parte, los azulgrana bordaron el fútbol total ante un equipo alemán totalmente superado por las circunstancias. Los de Klinsmann se debieron sentir co- mo los espartanos en las Termópi- las ante la avalancha de las hor- das de Jerjes, sólo que en esta ocasión fueron masacrados sin apenas resistencia. Habría que ver qué vídeos le prepararon los ojeadores muniqueses a Jürgen Klinsmann. Quizá se equivocaron y visionaron partidos del Barça del año pasado porque sino es difícil de entender. En apenas un cuarto de hora de partido, la eliminatoria estuvo a punto de quedar decidida. Como nos tiene acostumbrados y como había avisado el propio Guardiola, el Barça salió al ataque y a por todas. No encontró rival.En apenas doce minutos, había marcado dos goles y fallado una ocasión clarísima. Los azulgrana tenían el día. La pelota corría con velocidad y los tres de arriba estaban inspirados. Primero fue Etoo quien dejó solo a Messi para que inaugurará el marcador. Poco después, el argentino se la devolvía al camerunés, que hacía el segundo. El inicio avasallador del Barça sobreexcitó el ambiente, y contagió a los propios jugadores, que llegaron a atacar de manera desmedida. A todo ello colaboró el colegiado, el inglés Webb, que con 2-0 no señaló un penalti muy claro sobre Messi y le mostró la amarilla. Guardiola perdió entonces los papeles y protestó airadamente como no se le había visto hasta ahora. El de Santpedor acabó expulsado y vio el resto del encuentro desde la grada, pero el recital de fútbol no se resintió. Henry conpletó una gran jugada dando el pase de la muerte a un Messi que sólo tuvo que empujar para lograr el tercero. Van Bommel, capitán del Bayern, estaba desesperado. Su equipo no había sabido leer el partido y respondía al juego azulgrana con mucha prisa y poca pausa. El holandés no paró de abroncar a su portero pidiéndole que ralentizara sus lanzamientos con aspavientos desde el centro del campo. Estaba fuera de sí.La primera parte quedará para los libros de historia no sólo por el juego del Barça, sino también por el contundente resultado. Henry, el único del tridente que no había marcado, se unió a la fiesta con el cuarto gol azulgrana antes del descanso.El Bayern parecía un equipo menor. Sin respuesta, sin dar una patada, limitándose a ver y aplaudir la sinfonía azulgrana. Klinsmann colaboró con el espectáculo sacando su vena de entrenador. El técnico, que bien es cierto que no tenía a tres de sus defensas titulares, tuvo un ataque de técnico y colocó al veterano Butt en la portería, dejando al habitual Rensing en el banquillo. El guardameta no tuvo culpa en los goles, pero seguro que no ayudó a la confianza de su defensa habiendo disputado apenas dos partidos en las dos últimas temporadas.Habría sido interesante asistir a la charla de Klinsmann en el descanso. ¿Qué debió explicar a sus abatidos jugadores? En el del Barcelona leyeron el partido a la per- fección. La renta estaba conseguida y había que intentar no encajar un gol que hubiera dado algo de emoción al partido del Allianz Arena. Una misión que se consiguió con solvencia. El Bayern Múnich mostró algo más en la segunda parte. Dio más patadas, intentó incomodar a Valdés. Pero nada del otro mundo.El Barça había sido muy superior en la primera parte y lo seguía siendo en la reanudación.Los azulgrana no renunciaron a sellar una manita histórica y sólo la mala puntería les privó de ello. El que más lo buscó fue Iniesta, otra vez motor y cerebro del Barcelona, pero sigue sin afinar su punto de mira. Si don Andrés chu- tara bien sería el mejor jugador del mundo. El de Fuentealbilla aún es joven y tiene mucho por mejorar. Pero esta temporada ha dado un paso adelante y junto a Xavi forma un centro del campo de mucho quilates.Ahora Guardiola tiene una semana para controlar la euforia, para mandar sus habituales mensajes de prudencia. Pero el partido del próximo martes en Múnich debería ser un trámite y las semifinales de esta «Champions» ya se asoman por una esquina del Camp Nou y con el Chelsea en el horizonte. Por mucho que Pep Guardiola decida vender cautela porque restan noventa minutos. El sueño del triplete sigue vivo. El fútbol total ha vuelto. Y el Barcelona está de enhorabuena.
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