Literatura
Goytisolo la espera de un poeta
E l 19 de marzo de 1999, el escritor José Agustín Goytisolo dejaba la vida. Tenía setenta años y su abrupta desaparición -cayó desde la ventana de su domicilio en Barcelona- conmocionaba el mundo de la literatura. Ahora, diez años después de su muerte, dos libros, una exposición y un congreso recuerdan su obra y su legado. Carme Riera, directora de la cátedra que lleva el nombre del escritor en la Universidad Autónoma de Barcelona, prologa la edición crítica de su «Poesía completa» (Lumen) y el libro de artículos «Más cerca» (Galaxia Gutenberg), que reúne una selección de su trabajo periodístico. Voz poética «Él era el mayor de los tres hermanos escritores -dice Carme Riera-. Pero él tenía una hermana y un hermano mayor, Antonio, que murió muy joven y que debía ser muy bueno. Él recuerda que lo miran, por eso, como el intruso frente a ese hermano que ya no está». La biografía empapa los poemas de José Agustín Goytisolo. «No hay una diferencia entre él y el sujeto poético. Sus poemas están llenos de referencias», comenta Riera. Para el crítico y catedrático de literatura Joaquín Marco, su obra «está totalmente ligada a lo que vive». Desde el comienzo de su trayectoria resulta imposible deslindar al autor de la voz que resuena en sus composiciones. «El retorno» (1955), su primer poemario, que recibió el Premio Adonais, es una elegía a su madre, Julia Gay, que murió en un bombardeo franquista el 17 de marzo de 1938. «Era muy joven. Quien realmente la había conocido era él. Juan era menor y y Luis apenas debía tener recuerdos. Pero ese suceso implicó, sobre todo, un cambio en la situación familiar. El padre nunca superó esa muerte y el ambiente familiar debió ser muy triste», prosigue Marco. La responsabilidad que conlleva ser una de las cabezas de la familia y la relación con sus dos hermanos son esenciales para comprender a José Agustín. «Los tres escriben y existen resquemores entre ellos . Hay cierta competitividad, se cuentan asuntos familiares. Es una situación difícil», señala Riera. Para Joaquín Marco existen más razones. «Juan entra muy pronto en la novela y Luis también tiene cierto hechizo literario. Pero ese distanciamiento también se produce por algunas razones económicas». Claves de un autor Marco, quien subraya que José Agustín Goytisolo «jamás quiso publicar su obra completa. Quería que sus libros se editaran por separado. Lo sé porque me lo contó a mí mismo», apunta dos claves para comprender su figura: «Su pasión por el nieto de su hija Julia, que padecía una enfermedad» y un rasgo sorprendente en un escritor que resultó tan popular: «Se sentía frustrado como poeta. Tuvo momentos en que era un símbolo y alcanzaba los 1.500 ejemplares en ventas, que era bastante, pero no tenía éxito entre los ambientes juveniles como Jaime Gil de Biedma. Vendía bien, aunque tampoco, por ejemplo, como las novelas de Juan o de Luis». Paco Ibañez contribuyó a la difusión de sus poemas a través de sus discos, que popularizaron sus versos. «Hacía recitales con Paco Ibañez. Aceptaba ese papel porque ganaba dinero. Pero una cosa es la poesía y otra la poesía cantada». Un punto en el que coincide con el poeta y editor Enrique Badosa: «Cuando se cantan los versos, lo que se conoce es una canción. No me gusta eso. Contribuye a que se vendan discos, aunque no estoy tan seguro que ayude a que se lea poesía». La edición de la poesía completa permite al lector acercarse a uno de los rasgos más notables de la poesía de José Agustín Goytisolo: la ironía. «Ayuda en tiempos de miseria -afirma Carme Riera-. El censor no se entera. Ángel González reconoce que es el primero del grupo en usar esta herramienta». La edición de su poesía se completa con un apéndice de variantes que muestra cómo Goytisolo corrigió sus poemas y los adecuaba a los sucesos que vivía».
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