País Vasco

Grietas

La Razón
La RazónLa Razón

Tengo amigos y familiares que no han dado un palo al agua en su vida, viven de las rentas y no tienen tiempo para pensar en nada, que votan entusiasmados a Rosa Díez. Anteriormente lo hacían al PSOE e incluso a Izquierda Unida, porque entre la nobleza y el mundo del dinero existe un modelo de esnobismo que ha resultado, para muchos, altamente beneficioso. No parecer de derechas. Viven en una derecha recalcitrante y antigua, madrugan a las once de la mañana, actúan como la ya obsoleta «aristocracia letrinal» acuñada por Luis María Anson, y se divierten jugando a ser de izquierdas de toda la vida. Hay familias especializadas en ello. Y la aparición de Rosa Díez en el cotarro político ha aliviado sus angustias y conciencias. Ya no se ven obligadas a votar a Izquierda Unida y acudir al colegio electoral desde su campo de ocho mil hectáreas. Aquello era muy duro. Votar para mantener un falso prestigio de progre termina con la calma de cualquiera. Y Rosa Díez ha sido la solución.Rosa Díez ha sido mansa y valiente en dos etapas de su vida política. En la segunda, valiosísima y ejemplar. En la primera, colaboradora del nacionalismo y muy aficionada a querellarse con ciudadanos que no tragaban con sus mensajes de «normalidad» en el País Vasco. Quiso meter en la cárcel a Mingote. Y de ello no me olvido. Pero sus años últimos en el PSE los transcurrió con una gran dignidad. Cuando fundó UPyD la aristocracia de sangre o dinero que vota a las izquierdas desde sus fincas o desde sus bancos –la relación de nombres causaría asombro–, se apuntó al carro de la señora Díez en búsqueda del mal menor. Pero el tiempo deteriora los sueños, y las grietas en la fachada joven e impoluta de UPyD se han hecho visibles y preocupantes.Mikel Buesa fue uno de los fundadores de UPyD. Hermano de Fernando Buesa, parlamentario vasco asesinado por la ETA en Vitoria, y ex Presidente del Foro de Ermua, nunca ha renunciado a sus orígenes izquierdistas y siempre ha mantenido el equilibrio y la dignidad ante la barbarie terrorista que ha sangrado su tierra. En muy poco tiempo, Mikel Buesa se ha cansado de Rosa Díez, a quien atribuye un excesivo placer por el autoritarismo. «No estoy en UPyD para hacer reverencias a Rosa Díez». Y se ha marchado. Se demuestra, una vez más, que los inventos políticos, por muy apoyados que se sientan durante su constitución, terminan por desvanecerse. A Rosa Díez no se le ha ido un mindundi. Se le ha marchado su número 2, su portavoz en Madrid y uno de los más influyentes miembros del Consejo de Dirección del partido.No debe confiar Rosa Díez en la lealtad de la aristocracia letrinal y de la oligarquía económica con ínfulas progres. Estos se van como han venido, porque para ellos la política es un juego de salón, una continua fiesta de disfraces. No son demasiados, ni dentro de la nobleza ni de la banca y aledaños del ámbito financiero. Pero resultan agobiantes porque organizan muchas cenas, y siempre hay un tonto dispuesto a dejarse convencer por esnobismo. La grieta de Mikel Buesa puede llevar a la aristocracia esnob de nuevo hacia el PSOE o IU. Es lo más impactante, «alucinante» y elegante.