Estados Unidos
India respalda la tradición de la dinastía Nerhu-Gandi
Bangkok- Ni la crisis económica, ni los atentados de Bombay, ni la amenaza de Pakistán, ni el polémico pacto nuclear con Estados Unidos han conseguido frenar a la dinastía Nehru-Gandhi. El Partido del Congreso, fundado en 1885 y en el que militaron los padres de la patria india, volvió a proclamarse ayer vencedor en las elecciones más complejas y superpobladas del mundo. La formación liderada por Sonia Gandhi y su mano derecha, el brillante tecnócrata Manmohan Singh, volvió a convencer con un proyecto nacional y aglutinador, en medio a un mosaico de reivindicaciones regionales y religiosas, de partidos de clases y castas, de nacionalismos mayoritarios y periféricos; y de vetustos grupos marxistas de capa caída.El principal grupo de la oposición, el Bharatiya Janata Party (BJP), representante del nacionalismo hinduista y con una agenda anti-musulmana, admitió anoche la derrota, mientras sus líderes se retiraban a analizar los motivos de un descalabro mucho más amargo de lo esperado. Como empieza a ser tradición en India, ninguno de los sondeos previos a las votaciones acertó con su radiografía del electorado.La victoria de la dinastía Nehru-Gandhi fue mucho más contundente de lo esperado, pero no les bastará para formar Gobierno en solitario. Ahora, y al igual que durante la Legislatura anterior, los vencedores necesitarán cerrar alianzas, hacerse con un puñado de escaños para dominar el Parlamento. Socios potenciales no les faltan y no tendrán que pagar muy caros los apoyos: decenas de grupos minoritarios, empezando por las formaciones izquierdistas con las que sellaron el Gobierno hace 4 años, están deseando que les hagan un hueco en el Ejecutivo.«Esta victoria tan clara le dará al Gobierno mucha mayor libertad y flexibilidad para emprender reformas, sobre todo económicas. Los pequeños partidos no podrán desestabilizar el mandato como hicieron en la legislación anterior», pronostica Sridhar Kota, analista político del Instituto Jawaharla de Nueva Delhi.Además del peso mitológico del apellido Nehru-Gandhi, el gran activo del Partido del Congreso es su defensa del principio sobre el que se fundó India: el de la «unidad en la diversidad», la nación por encima de las fracturas religiosas y de clase. Dejando definitivamente atrás sus coqueteos con el socialismo, la vieja guardia de la política india presenta un proyecto integrador, apuntalado hoy con el desarrollo económico, las reformas liberales y la integración de las gigantescas minorías que conviven en India, como la formada por 180 millones de musulmanes, o los más de 400 millones de parias que sobreviven con menos de un dólar al día. Concluye así una maratón democrática que ha durado casi un mes y en la que más de 700 millones de personas, sin diferencia de condición social o de clase, han podido expresar su voluntad de igual a igual. A pesar de los atentados protagonizados por las guerrillas maoístas (que han dejado 50 muertos) y de los intentos de boicot de diferentes grupos radicales, los analistas destacaban ayer el éxito de un modelo único, el de la democracia más poblada del mundo.
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