Marbella
Julián Muñoz podría alternar su amora la Pantoja con otras dos mujeres
Están de mudanza. Rumores de traslados sentimentales. Mientras Julián Muñoz vela armas por lo que está cayendo sobre él –ahora toca investigar a los ganaderos que vendieron toros para «Cantora»–, todos ríen de su bajada de pantalones con inesperadas, tardías y absurdas manifestaciones de amor. ¿Son tapadera, candado, cerrazón o simplemente terror hacia lo que Isabel Pantoja pueda cantar o revelar más allá del folklore?
Parece declaración amorosa nacida, no del amor, sino del miedo a revelaciones o descubrimiento de secretos financieros en torno a la «Operación Malaya».
Es un volver a empezar mientras el alcalde presuntamente evasor se encastilla en «Mi gitana», algo que le corresponde como pareja de hecho. Paralelamente al desinterés generado ante vaivenes judiciales de nunca acabar, Marbella alivia «las calores» climatológicas con algo apetitoso: la posibilidad casi probada, aunque no retratada, de que Julián Muñoz esté toreando a Isabel, disfrazando de pasión lo que tan solo es necesidad. Y no física: porque de creer lo que por allí circula, podría verse simultáneamente con una rubia y una ganadera de segunda fila. De ahí sus frecuentes desplazamientos –siempre que la autoridad lo permite– a una localidad serrana donde la presunta enamorada está afincada. ¿Juega a tres bandas?
Nuevo amor de Eugenia
Y para que no sean los únicos en iniciar andadura, Eugenia Martínez de Irujo parece haber superado lo de Gonzalo Miró. Aunque todo suena, parece y evidencia un rebote de la miniduquesa. Tras ver que el galán no tenía propósitos matrimoniales –ella tiene 40 años, él tan sólo 26–, procura superar el trance con Víctor, un azafato de Air Europa que en tiempos conformó la lista de padres hipotéticos del niño de Ivonne Reyes. Estuvo a su lado, se vieron durante ocho años, pero los más intenso fueron los dos últimos. Eugenia puede haberse prendado deprisa y corriendo. Un roto para su descosido, simple apariencia, ganas de que Gonzalo tenga achares aunque la vacación veraniega podría propiciar un nuevo acercamiento. Víctor sale, o salía, con una chica llamada Katrina, vecina de Mallorca, donde su compañía tiene base. Conociendo algo a Eugenia, parece pronto para que olvide a Miró. Para mí, es una pataleta más.
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