Estreno

La historia interminable

La historia interminable
La historia interminablelarazon

Director: Zack Snyder. Intérpretes: Malin Akerman, Patrick Wilson, Jackie Earle Haley. Guión: D. Hayter y A. Tse, basado en el cómic de A. Moore y D. Gibbons. USA, 08. Duración: 163 min. Ciencia-ficción. Alan Moore y Dave Gibbons crearon «Watchmen» como un fresco neobarroco, una novela gráfica a la que había que volver cuatro, cinco veces, para entender hasta qué punto su deconstrucción del estereotipo superheróico aspiraba a traducir en imágenes el fatalismo de una visión del mundo conjugada en términos apocalípticos. Zack Snyder ha adaptado este cómic infilmable siendo tan fiel al dibujo y a la letra que las cuatro o cinco lecturas recomendadas por Moore saturan el plano de literalidad, como si el director de la magnífica «Amanecer de los muertos» hubiera tenido miedo de los «fans» (que son legión) o del propio autor (que siente aversión por Hollywood, de ahí que no aparezca en los créditos). Quizá por esa agarrotada acumulación de datos, modelos y referencias, la película pierde fuelle a medida que busca una confluencia entre las desperdigadas y crepusculares historias personales de esta pandilla de superhéroes que matan y se sienten culpables cuando, ya jubilados, intentan pillar a un asesino de enmascarados y salvar al mundo de una inminente guerra nuclear.A menudo «Watchmen» funciona a ráfagas, correspondiendo a su estructura episódica y rizomática, sin núcleo conocido. Es preciosa la secuencia de apertura, la única en la que la combinación de acelerados y ralentizados no parece un recurso publicitario. Son hermosos los títulos de crédito y, en general, los «flashbacks» biográficos de cada superhéroe, especialmente el de Rorschach (Jackie Earle Haley) y el del doctor Manhattan, creación digital a la que Billy Crudup ha aportado una voz y un movimiento que nos hacen pensar en la mitología griega. Es una pena que Snyder se deje llevar por una estética decididamente hortera (recordémoslo: su anterior película es «300») en las escenas del planeta Marte (con ecos de «La fuente de la vida») y en el coito entre el Búho Nocturno (Patrick Wilson) y la hija de Espectro de Seda (Malin Akerman), y también es decepcionante que los personajes tengan tendencia a declamar consignas y frases lapidarias en lugar de recitar diálogos que nos hagan sentir sus tormentos.