Afganistán
Las tropas españolas entraron en combate en Afganistán el 29 de agosto
Militares españoles del Equipo de Reconstrucción Provincial de Badghis (Afganistán) mantuvieron el pasado 29 de agosto una «acción de combate» con la insurgencia afgana en la localidad de Buzbay, en el distrito de Muqur, en la provincia de Badghis, con apoyo aéreo de bombarderos estadounidenses B1 y helicópteros de ataque a tierra Mangusta del Ejército italiano, según consta en un informe elaborado por el contingente español.
El documento confidencial, fechado el pasado 7 de septiembre, alerta de que ese distrito, «inmediato» a Qala-I-Now, ha sufrido un «incremento significativo» de la insurgencia, que ha logrado «una mejora sustancial» en sus tácticas de ataque y posee un «amplio uso» de los artefactos explosivos improvisados activados a distancia (RC-IED, por sus siglas en inglés). Advierte además de que los rebeldes acompañan sus «hostigamientos» con «el minado de puntos de paso obligado» mediante la colocación de artefactos improvisados.
El informe relata la «acción de combate» protagonizada por militares del contingente español, pertenecientes a la Brigada Paracaidista, cuando fueron sorprendidos por la insurgencia en el curso de la segunda fase de la operación ‘Beyragh e Sabz 5', destinada a mantener la presencia y las operaciones de información de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) en apoyo de las Fuerzas de Seguridad Afgana en el citado distrito de la provincia de Badghis y enmarcada en la operación ‘Kohra'.
Los hechos comenzaron cuando dos secciones del contingente español, organizado para la operación en dos fuerzas operativas (‘task forces'), ‘Ortiz' y ‘Maderal', comenzaron a ser atacadas por la insurgencia «desde todas sus posiciones de forma simultánea» justo en el momento en que una de ellas sufrió la avería de uno de sus vehículos de Alta Movilidad Táctica (VAMTAC). Los rebeldes dispararon con sus fusiles contra dos de las secciones de la fuerza operativa ‘Ortiz', que respondieron con sus armas y comunicaron los hechos al mando emplazado en el Equipo de Reconstrucción Provincial en Qala-I-Now para que solicitara apoyo aéreo. La insurgencia, «lejos de abandonar sus posiciones», aumentó los disparos y concentró el ataque en la sección que se encontraba más cercana, a la que lanzó además proyectiles de mortero y granadas autopropulsadas RPG.
De forma simultánea, la tercera sección de la fuerza operativa ‘Ortiz' también fue atacada con fuego de fusilería y granadas autopropulsadas y respondió con sus armas. Los rebeldes que acosaron a esta sección reaccionaron al fuego español ocupando una posición más avanzada, situada a 350 metros de la sección, e intentando aproximarse a uno de los flancos. El informe del Ejército español señala que «toda la unidad», en referencia a la fuerza ‘Ortiz', estuvo «empeñada en combate», salvo un pelotón de reserva, y detalla que los militares respondieron al hostigamiento aproximándose al enemigo para dispararle con un lanzagranadas automático LAG-40. Los atacantes, a pesar del aumento de la respuesta española, continuaron progresando a pie hasta posiciones más cercanas y manteniendo el fuego de morteros «sobre toda la compañía» española.
Ante la persistencia insurgente, el jefe de la fuerza ‘Ortiz' solicitó el apoyo de la segunda fuerza operativa, la ‘Maderal', para aumentar el fuego contra la insurgencia que asediaba uno de sus flancos. La segunda unidad mandó entonces dos vehículos que localizaron el origen de los disparos y respondieron con fuego de ametralladoras medias (MG42) y pesadas. Posteriormente, los dos blindados defendieron con sus armas a la sección de la Policía afgana, que también estaba siendo atacada, hasta conseguir que los rebeldes huyeran. Superada la primera hora de combate, las tropas españolas recibieron el apoyo de un bombardero B1 de la Fuerza Aérea estadounidense, que lanzó primero una bomba de precisión GBU38, de 250 kilos, y, posteriormente, otras dos bombas GBU31 de 900 kilos.
Tras el bombardeo, continuó la actividad insurgente, por lo que se desplegaron los helicópteros de ataque a tierra Mangusta, del contingente del Ejército italiano, que dispararon con sus cañones de 30 milímetros hasta que los rebeldes cesaron su ataque y abandonaron sus posiciones. El informe del contingente español señala que, como es habitual, los rebeldes recuperaron los cadáveres de sus bajas al terminar el combate y añade que la versión «oficial» afgana cita cinco muertos en la operación. La fuerza insurgente tenía la entidad de una sección, unos 25 hombres, y su acción no causó heridos ni bajas en las filas españolas.
Más de 4200 disparos para defenderse
El informe anexo sobre las ‘lecciones aprendidas' en la operación, también consultado por Europa Press, detalla el número de efectivos españoles que participaron en la acción de combate, unos 115 militares, y da cuenta de la envergadura del enfrentamiento con la cifra de consumo de munición, un total de 4.295 proyectiles, entre balas, cartuchos de ametralladoras y granadas rompedoras de diferentes calibres.
La fuerza española empleó en el combate fusiles de asalto y de precisión HK y Barret, ametralladoras ligeras, medias y pesadas de 5,56, 7,62 y 12,70 milímetros de calibre y lanzagranadas rompedoras HK, LAG-40 y ML de 40 y 60 milímetros. En total, se desplegaron más de una veintena de vehículos de Alta Movilidad Táctica (VAMTAC) en diferentes configuraciones.
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