Ibiza

Miss España debutará mañana en Ibiza en la moda «Ad Lib»

La nueva Miss España, Estíbaliz Pereira, junto a un delfín, en Cancún
La nueva Miss España, Estíbaliz Pereira, junto a un delfín, en Cancúnlarazon

Mañana veremos en Ibiza el desfile anual «Ad lib» en la céntrica cantera, uno de los mejores escenarios de la isla. Allí debutará Estíbaliz Pereira, la nueva Miss España, que así hace su primera aparición tras su polémico nombramiento. Pero, hasta que eso ocurra, otros se hacen cruces. Es lo nunca visto: batiburrillo, paella social, un auténtico mix de personalidades y posiciones tan distantes como las de Isabel Preysler y Marisa Jara. Es otra guapa que prepara boda para el 19 de septiembre, ya le toca después de quedar desmarcada de algún romance conocido como el mantenido con Manu Tenorio. Fue quizá uno de los despropósitos mayores que se vieron al sur de Tenerife durante la boda de un Jaime Polanco que sorprendió a sus íntimos, que no le conocían esa faceta tan social. «Parece otro, Fiona hizo el milagro del cambio», decían. En eso es maestra: nunca apea su luminosa sonrisa. Diseños evocadoresLa Jara impactó por su aire años 40, el pelo recogido a lo Verónica Lake, igual que Cristina Tárrega, con dorados ceñidores que la transformaban en Mae West. No le falta humor, algo inédito en Simoneta Gómez-Acebo: me dicen que Sastrón todas las noches procuró no coincidir con ella tal si fuesen Luis Miguel y Genoveva Casanova. La sobrina del Rey causó sensación con el traje más playero, casi para competición, que puedan imaginar. Era contrapunto a la rigidez demasiado engalanada de Isabel Preysler, en encaje salpicado con plumas grises y rosas. Era lo menos adecuado para el borde de una piscina, mientras Palomita Cuevas –bellezón donde los haya– olvidó a Valentino porque ya no diseña. Ahora se decanta por Andrew Gn, y el modelo la convirtió en princesa egipcia, igual que más ligera parecía Ana Rosa Quintana en su túnica fucsia. El cuello estaba conformado con pedrería tal que un collarón de Nefertiti. Era fresco y muy apropiado, al tiempo que Blanca Romero, casi irreconocible, repitió el Dior años 50, casi «new look», ya visto en Beatriz de Orleáns. Coinciden porque van de prestado. Marta Sánchez se vistió como para actuar en los Grammy con un traje elegante, Genoveva Casanova optó por la negrura –quizá un reflejo íntimo–, Miriam Lapique combinó gargantilla de amatistas con gasas lila y Begoña Trapote provocó envidia con un bronceado perfecto remarcado porque su diseño gris perla cogido con cadenas doradas no tenía espalda. Resultó ajustadísimo al escenario con palmeras, igualito al estampado de Marina Danko. Y, dentro de la rigidez masculina que siempre impone el esmóquin, David Bisbal eligió la comodidad del «sincorbatismo» y Luis Medina, unos «slippers» sin calcetín al aire de la Riviera. Por último, Sandra Ibarra levantó sudores con su zigzagueante Missoni de manga larga –¡qué sofoco!– y gafas de sol impropias de una ceremonia.