Oportunidad para fortalecer España en Iberoamérica

Los Reyes inauguraron ayer en Madrid los actos conmemorativos de los Bicentenarios de las Independencias Iberoamericanas. Don Juan Carlos rindió un «homenaje de hondo respeto, merecida admiración y especial cariño a todas y cada una de las naciones» hermanas. La efeméride constituye, claro está, una ocasión propicia para extraer las mejores lecciones del pasado común. Sin embargo, desde ambas orillas del Atlántico se ha de aprovechar la celebración para mirar al futuro, en el que España debe consolidar su papel de puente natural entre estos países y Europa. Por evidentes razones históricas y culturales, nuestra nación está obligada a fortalecer su protagonismo en todos los órdenes, desde el comercial al político, con especial atención a la defensa de las libertades democráticas en las repúblicas hispanas. Si, por el contrario, la onomástica no es aprovechada con proyección de futuro y no persigue resultados palpables, en vez de quimeras, los bicentenarios de las independencias quedarán reducidos a meros fastos folclóricos, a ejercios de melancolía y, muy probablemente, a excusas para atacar a España manipulando la historia. Sobre Iberoamérica se ciernen demasiados pretendientes para que algunos de ellos no utilicen la ocasión de denigrar la gran contribución española.