España
Pero dónde está el tesoro de Odyssey
A la salida de la ciudad estadounidense de Tampa, en un impersonal parque empresarial como los que rodean a cualquier ciudad española, duerme el tesoro que la empresa Odyssey Marine Exploration se llevó del buque «Nuestra Señora de las Mercedes», y que la Justicia estadounidense le ha ordenado entregar a España. Sometidas a una discreta vigilancia, las miles de piezas expoliadas aguardan ocultas en una serie de naves a las que ninguna mirada incómoda ha conseguido asomarse. Los únicos que por ahora han podido calibrar la magnitud del tesoro son los U.S. Marshal (la Policía Judicial estadounidense), que han elaborado un detallado inventario del botín que demuestra, al parecer, que el tesoro es de un valor hasta ahora impensable.
Para empezar, la propia compañía «cazatesoros» confirma que no son 500.000 las monedas extraídas, como dijo en un primer momento, sino 600.000. Una considerable mejora en el valor de la mercancía. Poco transparente Pese a que se ha resistido hasta ahora a dar el más mínimo detalle de su cargamento, Odyssey no tuvo más remedio que permitir a los agentes estadounidenses la entrada a sus instalaciones tras solicitar el permiso de custodia de los artículos, un requisito imprescindible con vistas a garantizar su conservación y poder «colocarlos» después en el mercado.
¿Cómo se conserva semejante botín? Según las fuentes consultadas, las piezas se han ido depositando en una serie de contenedores con agua, repartidos a lo largo de las instalaciones, para garantizar su conservación. En el caso de las piezas de oro, el agua se mezcla con ácido bórico, mientras que las de plata -mucho peor conservadas- se someten a un proceso de electrolisis para limpiarlas. Una vez confirmado que son 600.000, y no medio millón, las monedas, la siguiente duda por despejar es qué hacer cuando lleguen a España. ¿Qué superficie ocupan? O, puestos a soñar: ¿podría guardar yo en mi casa semejante botín? En el Museo Arqueológico Nacional, uno de los destinos probables para el fabuloso tesoro, tienen la respuesta. Para albergar las monedas que Odyssey extrajo del pecio sería necesario, calculan, habilitar una sala de 120 metros cuadrados. No es poca cosa.
De hecho, un dato sirve para ilustrar la magnitud del tesoro del Odyssey: los fondos del Museo disponen en la actualidad de 300.000 monedas, la mitad de las que transportaba «La Mercedes», la nave española expoliada por Odyssey en 2007. Es decir, si el botín se llevase a este centro, el catálogo numismático se multiplicaría por tres de una tacada. Ampliar el museo Precisamente, el Museo Arqueológico Nacional se está sometiendo ahora a obras de remodelación para ampliar las dependencias del «área de reserva», las salas destinadas a almacenar las piezas que no se exponen al público.
En una de ellas se colocarían las monedas de Tampa si finalmente el Ministerio de Cultura decide alojar allí el tesoro. Según la jefa del Departamento de Numismática del Museo, Paloma Otero, una vez que las monedas lleguen a España habrá que inventariar y catalogar una por una. «Aunque sean muy parecidas, para nosotros cada moneda es única -explica-. Habrá que hacer a cada una su ficha, una especie de DNI, con un número de serie y las características del anverso y el reverso». ¿Cuánto tiempo estarán los expertos contando monedas? Otero cree que dependerá del personal que se destine a la tarea, aunque recuerda que en 1973 se tardó todo un año en inventariar una colección de... 25.000 piezas. Apenas un aperitivo de lo que se espera recibir de Odyssey. Expuestas al público El siguiente paso será almacenarlas en los «monetarios», unos compartimentos divididos en bandejas y cajones en los que cada pieza figurará con su ficha correspondiente.
Sólo una pequeña parte de ellas se expondrá al público, y el resto quedará para consulta de los investigadores. El botín del «Nuestra Señora de las Mercedes», hundido en 1804 frente al Algarve portugués, es, de largo, el tesoro más valioso hallado nunca en las tripas de un barco español. De hecho, no existen precedentes de una labor de catalogación de semejante envergadura. Y desde luego deja en nada el proyecto que mantiene ocupados ahora a los numismáticos del museo, el botín hallado en un barco descubierto frente a las costas de Namibia. En este caso, no hubo que arrebatárselo a ningún «cazatesoros», sino que fueron los propios descubridores los que dieron el aviso. En el pecio había -se cree que de origen portugués- había 3.000 monedas de oro de los Reyes Católicos, que contribuirán a mejorar los fondos existentes de esa época.
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