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Por qué debe Europa pensar ya en los desafíos de 2025

Europa sigue en crisis, pero ninguna institución de la UE se preocupa hoy por analizar el futuro. Ante este panorama nació la Red de Ideas Europeas (EIN), una iniciativa para entender el mundo en 2025... y adelantarse al creciente desafío asiático.

La Razón
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La globalización entrará de lleno en su tercera fase, la que devuelve al individuo el poder del acceso a la información a través de internet. Europa no puede perder el carro de la tecnología de la información (IT) porque es donde se van a crear la gran mayoría de empleos que, por otra parte, se pierden en las industrias tradicionales. El ejemplo de Estados Unidos es muy válido. En los últimos 10 años y gracias a su liderazgo en IT, por cada empleo perdido se han creado 1,2 en el mercado doméstico. Desafortunadamente éste no es el caso de la Europa continental donde el ratio es de 0,8 trabajos creados por cada uno que se ha perdido. La reconversión a la tecnología es hoy crucial en Europa.
El documento del EIN propone aumentar los índices de natalidad con incentivos a las familias y a las mujeres para compatibilizar el trabajo y los niños. También pide que los países permitan el trabajo más allá de la jubilación y el de las mujeres a tiempo parcial y que se amplíe la edad de jubilación. Otro gran avance ha de ser, según el estudio, la mejora de la productividad de la fuerza laboral en Europa a través de un rediseño de la educación de los trabajadores que les permita cambiar de profesión y de lugar de trabajo con una mayor flexibilidad. Sólo así se puede combatir con cierta perspectiva de confianza contra la fuerza imparable de los millones de trabajadores de las masas laborales que hoy exportan China e India.
En este polémico apartado, el EIN apunta que los países de la UE deben olvidarse de la inmigración sin cualificar para incentivar aquella que tiene algo que aportar, concretamente conocimientos profesionales en carestía en los países receptores. Insta a que los Veintisiete se pongan de acuerdo, cuanto antes, en una política de inmigración común ya que el panorama actual, donde cada país toma sus propias decisiones, acaba teniendo repercusiones no deseadas e incontrolables en otros estados. Y todas estas políticas deben ser acompasadas con ayudas directas al desarrollo de los países emisores de inmigración para evitar movimientos masivos. Se puede decir que tanto Sarkozy como Merkel como Rajoy están básicamente de acuerdo con estos planteamientos.
El 11-S adelantó la agenda contra el terrorismo. Hoy el documento revela que los países-objetivo del yihadismo -la mayoría de Occidente- deben preservar su señas culturales y sociales como salvaguarda principal contra la amenaza del islam radical. Además, Occidente debe poner a trabajar más recursos para conseguir atraer a los elementos más moderados de las sociedades musulmanas para desactivar las aristas más rugosas del fenómeno ideado por Osama Ben Laden. ¿Cómo se consigue esto? Con un anclaje permanente de cualquier tipo de cooperación con el mundo musulmán al respeto sin fisuras a los ideales de libertad, democracia y respeto a los derechos humanos. En el aspecto global, Occidente debe intentar aislar a las células yihadistas e impedir que se intercomuniquen con conocimientos y dinero, la llamada política de diseminación de la amenaza. Bush ya ha comenzado a implantarla.
El documento del EIN es una buena base para los partidos conservadores que quieren articular una respuesta al desafío político del cambio climático. En él se propone que se desarrolle una respuesta intermedia llamada «estrategia de adaptación», que propone una inversión en la investigación y el desarrollo tecnológico como solución al problema y en la que se huye del catastrofismo «algorista». En la cuestión energética, el estudio llega a la conclusión de que la única alternativa viable hoy por hoy es la energía nuclear hasta que las renovables adquieran la fuerza productiva necesaria para poder reemplazar a los combustibles fósiles basados en el carbón. Esta propuesta está contaminada por la reticencias de algunos partidos de izquierda que la rechazan y por el miedo de otros de derecha a perder votos.

msanchez@larazon.es