Reencuentro con «buen rollo»

MADRID- Dos años han pasado desde el último encuentro entre Miguel Sebastián y Alberto Ruiz-Gallardón. Fue en un plató de televisión, en precampaña y, entonces, ambos eran candidatos a la Alcaldía de la capital. Tuvieron un enfrentamiento sin precedentes en la política madrileña: Sebastián atacó recurriendo a la vida personal de Gallardón, que optó por no contestar ante la falta de categoría del debate. Aquello marcó la candidatura de Sebastián, que tuvo que volver a la universidad y aparcar, aunque momentáneamente, su carrera política. Pero ahora es ministro de Industria y el tiempo lo cura todo. De hecho, ayer volvieron a verse en una visita a la Nave Boetticher que resultó plagada de gestos destinados a enterrar el hacha. Se saludaron con un cordial apretón de manos, se deshicieron en elogios por el trabajo realizado para sacar adelante la Catedral de las Nuevas Tecnologías y Sebastián sentenció los rumores declarando: «Olvidada una campaña muy dura por las dos partes, ahora lo que hay que hacer es trabajar juntos para salir de la crisis». Y eso hicieron. Y es que el objetivo de ambos es desempolvar de una forma definitiva el proyecto de la Catedral de las Nuevas Tecnologías (Villaverde), o lo que es lo mismo, convertir la antigua fábrica de ascensores de Boetticher y Navarro, conocida como «la catedral» por los trabajadores de Boetticher por su aspecto monumental de basílica, en un Centro de Interpretación de las Nuevas Tecnologías (de 140 metros de largo y 16 de alto) , en torno al cual habrá un Centro de Alto Rendimiento para la innovación de las pymes y una zona de congresos con un auditorio para mil personas.Un proyecto, cuyas obras comenzarán en junio y se espera que terminen en 2011, realizado gracias al préstamo sin intereses y a 15 años del Plan Avanza de Industria. Al acto también acudieron los portavoces de PSOE e IU en el Ayuntamiento, los representantes de UGT y CCOO, el presidente de CEIM, y el de la FRAVM.