Caso Caja Madrid
«Ricardo tenía un corazón enorme»
El hermano de «Richi» se queja de que los médicos le aconsejaban «airearse». Anuncia acciones legales.
La primera crisis la sufrió hace veinte años. Desde entonces, Ricardo había tenido que aprender a vivir con una enfermedad cruel que le llevaba de un extremo a otro de la balanza emocional. «No era nada de lo que se ha dicho, ni un delincuente ni nada de eso, simplemente estaba enfermo». El que habla es José Pedro, su hermano, quien todavía intenta hacerse a la idea de que Ricardo no volverá.
En su voz se percibe una calma forzada, trata de poner cabeza y razón en unas horas en las que el que manda es el corazón. No entra a valorar la labor de la Guardia Civil en general, incluso puede ponerse en su piel, pero cree del todo «desproporcionado» lo sucedido en la madrugada del lunes cuando un agente abatió a tiros a Ricardo tras atropellar a un compañero al intentar huir de un control después de una larga persecución. «Mi hermano no iba armado, no había que dispararle, simplemente había que intentar tranquilizarle o ingresarle».
José Pedro explica que no es cierto que Ricardo hubiese dejado de tomar la medicación, «lo que pasa es que no se la tomaba bien, incluso, a veces, se medicaba de más». Dibuja una personalidad bondadosa en la figura de su hermano. «Tenía un corazón enorme, enorme. Era una muy buena persona», y no duda en poner nombre al centro del universo de Ricardo, su hija: «La adoraba, la quería muchísimo». Una niña de doce años que compartía ese sentimiento desmesurado hacia su padre.
El problema de Ricardo era ser bipolar y en esa lucha arrastró a su familia, porque el verdadero drama de este síndrome es la impotencia de sentirse desprotegido ante las instituciones.
«No estamos preparados, la gente no está formada, no entiende ni conoce la enfermedad, sus consecuencias y la manera de enfrentarse a ella». Como prueba, José Pedro no sólo menta a los agentes que detuvieron a su hermano, también a los médicos y facultativos que, en alguna ocasión incluso, les recomendaban simplemente que se airease cuando sufría una recaída.
Por todo ello, y porque de verdad piensan que los agentes no actuaron de la forma correcta denunciarán a los guardias. «Dicen que mi hermano se hacía pasar por policía y no se preguntaron por qué. Sentía tanta admiración como miedo hacía el Instituto Armado».
Otra cuestión que no les entra en la cabeza es que en plena era internet no se pudiese obtener la información médica de Ricardo en cualquier base de datos, lo que en su opinión hubiese evitado la «exagerada» reacción de los agentes. «Tenían sus antecedentes médicos, la Guardia Civil los tenía», repite. Pero no hay revanchismo en sus palabras, más bien, rabia de que el sistema no funcione y no se comprendan las enfermedades mentales en España.
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