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Rusia emplaza misiles tácticos en su frontera europea

Expertos militares rusos interpretaron hoy como un gesto «político» la decisión del Kremlin de instalar cohetes tácticos Iskander en la región báltica de Kaliningrado en respuesta al despliegue del escudo antimisiles de EEUU en Europa del Este. «Es una decisión política, pues desde el punto de vista militar es inimaginable una situación en la que pudieran ser utilizados estos misiles», declaró el general Vladímir Dvorkin, analista jefe del Centro de Seguridad Internacional del Instituto ruso de Economía Mundial y Relaciones Internacionales.
Dvorkin subrayó que es «evidente» que Rusia no atacará con esos cohetes, capaces de llevar cargas nucleares, los elementos del escudo que EEUU pretende desplegar en Europa del Este, con la instalación de un radar en la República Checa y una decena de misiles interceptores en Polonia. «Esto significaría desatar la guerra contra la OTAN, cosa que nunca haremos, y la Alianza Atlántica tampoco atacará jamás a Rusia, que posee armas nucleares», precisó Dvorkin a la agencia Interfax.
EEUU pretende desplegar sus instalaciones en Europea del Este como uno de los eslabones de un escudo global, pensado para neutralizar posibles ataques con misiles desde países como Irán y Corea del Norte, algo que Rusia considera una «amenaza directa» para su seguridad. A diferencia de otros expertos y políticos, Dvorkin afirmó que los interceptores emplazados en Polonia «no supondrán una amenaza para las fuerzas estratégicas nucleares de Rusia», pues apenas conseguirían abatir uno de los centenares de sus misiles lanzados. Medvédev, al pronunciar su primer mensaje anual sobre el estado de la nación, declaró que «en Kaliningrado serán desplegados cohetes Iskander para poder neutralizar, en caso de necesidad, el sistema de defensa contra misiles» norteamericano.
Los sistemas móviles Iskander (SS-26 Stone) están dotados de cohetes táctico-operativos con un alcance de entre 50 y 500 kilómetros (hasta 300 en versión de exportación), difíciles de interceptar y que pueden llevar distintas cargas, inclusive atómicas, de hasta 480 kilogramos. Medvédev indicó que desde Kaliningrado se realizarán además interferencias radioelectrónicas del radar en territorio checo, y que Rusia no retirará de servicio, como planeaba, tres regimientos de la división de misiles de Kozelsk, en el oeste del país. Dvorkin explicó que la división de Kozelsk dispone de misiles balísticos intercontinentales emplazados en silos RS-18 (SS-19 Stilleto), cuyo plazo de vida útil Rusia ha prolongado hasta 31 años y podrá utilizarlos varios años más hasta sustituirlos por nuevos.
Con 24 metros de largo, 2,5 de diámetro y 105,6 toneladas de peso, los RS-18 pueden portar hasta seis ojivas nucleares de guiado autónomo, de entre 0,55 y 0,75 megatones de potencia, a distancias de hasta 10.000 kilómetros. El general Nikolái Kormilitsin, ex comandante del Ejército de Tierra ruso, señaló a su vez que las medidas militares anunciadas por el presidente son suficientes en la etapa actual» y limitarán las posibilidades de la defensa antimisiles estadounidense. Al tiempo, señaló que «hay que ir más allá y garantizar que Rusia tenga medios capaces de abatir todas las instalaciones del escudo norteamericano» en diversas zonas del mundo. El coronel general Víctor Yesin, ex jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Misiles Estratégicos, señaló a su vez que la respuesta rusa «neutralizará las amenazas a la seguridad de Rusia» y ayudará a «reanudar el dialogo ruso-estadounidense sobre la defensa contra misiles».