Crisis económica
Silencio injusto
Todos los años, la Iglesia hace coincidir la colecta de Cáritas con el día del Corpus. Busca dejar constancia de que Cristo está presente en la Eucaristía y en los pobres y que sigue estando vigente aquello de «lo que hagas al más pequeño a mí me lo has hecho».
Si todos los años esta campaña es importante –pues de ella se nutre, en buena medida, el depósito financiero de Cáritas, que luego va desembolsando durante todo el año–, en esta ocasión lo es todavía más. Con casi cuatro millones de parados y un millón de familias donde nadie cobra el paro, la situación es trágica para muchísimas personas. Las parroquias están haciendo un esfuerzo ingente para paliar los casos más graves, pero están desbordadas. Las diócesis buscan recursos por doquier para hacer frente a tanta demanda; un ejemplo digno de aplauso es la petición hecha por monseñor Palmero, obispo de Orihuela-Alicante, a sus sacerdotes, para que donen la paga extra de este verano para Cáritas, y eso que su sueldo no llega a los mil euros. Pero mientras silenciosamente la Iglesia se afana por ayudar a los quesufren sin preguntarles si van o no a misa y ni siquiera sin son cristianos, los medios de comunicación se ceban contra esa misma Iglesia o sus representantes, como han hecho con el cardenal Cañizares recientemente. Son millones las personas atendidas por la caridad de los católicos y la buena organización eclesiástica; pero eso no importa, eso nosale en los periódicos, radios o televisiones.
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