Día de las Fuerzas Armadas

Soria y los Príncipes

La Razón
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Gustan darse a todos. Conversar, con cuantos más mejor. Escuchar, compartir. También debatir y discrepar. Reírse y alegrarse con los que se tropiezan. Tienen buenas tragaderas. Sobre todo, con los plastas que inevitablemente les toca aguantar. Jamás un gesto de contrariedad o una destemplanza. El pueblo sencillo está encantado con sus Príncipes. La gente normal, que es a la larga la que de verdad cuenta -y la más civilizada y agradecida, también-, no sabe qué hacer para demostrarlo. Se equivocan algunos compañeros míos y expertos dinásticos: los españoles quieren a Don Felipe y Doña Letizia, no tanto por lo impecable de su comportamiento, como por la serenidad que transmiten. Por la ilusión que, con naturalidad ofrecen, en medio de circunstancias a veces poco vivideras. Y porque saben calentar corazones. Siempre es así. Es por esto, por lo que no prospera la hostilidad de algunos. Mientras la inmensa mayoría los siga sintiendo como algo suyo, fracasarán todas las insidias. Lo hemos vuelto a ver este fin de semana en Soria, con motivo del acto académico con el que celebró sus veinte años de vida la Fundación Duques de Soria. «Una obra marcada por el amor a la libertad y la vocación de servicio al bien común», en palabras de Don Felipe, hacia sus queridos tíos Margarita y Carlos. Otra pareja, por cierto, que, como Don Felipe y Doña Letizia, lleva años demostrando cómo se sale de uno mismo para ser útil. Para levantar la vida sin presumir de nada.