Historia

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Subasta de recuerdos en Marrakech

Subasta de recuerdos en Marrakech
Subasta de recuerdos en Marrakechlarazon

Consecuencias de la crisis o ganas de quitarse trastos de encima. Toda la decoración «art decó» de La Mamounia de Marrakech había sido reproducida siguiendo los modelos originales. Lo remodelaron en los 70 manteniendo el aire añejo del hotel donde Churchill se distraía pintando acuarelas. Pero «lo nuevo» olía a copia. Aún así, era espectacular desde La Calèche a pie de la cafetería –ahora sale con precio estimado entre 1.000 y 1.500 euros– hasta seiscientas butacas, calzadoras, mesitas de té –no moruno–, cristalería, vajillas, juegos de café, dagas, cariátides de metal, plafones como del XIX, bustos de Atlantes recubiertos de conchas –¡lagarto, lagarto!– e incluso un harpa.Aire de otra época que celebrarán –y no me perderé-– desde el próximo jueves al domingo. Todos los objetos, más de seiscientos lotes, los exhiben para ojeo en el cercano Palais du Congres, sede del Festival de Cine de cada noviembre. Los logros de Mohamed VIÓptima ocasión para darse un garbeo por esta ciudad imperial modernizada desde el entronamiento de Mohamed VI. Está transformando el país como no lo hizo su padre: ir de Tánger al exótico Asilah ya no supone una hora por una estrecha carretera gracias a la autopista que lleva a Casablanca y Rabat. Y lo que en Marrakech antes era dejadez ahora es limpieza y perfección. Todo lo que vende La Mamounia –lleva dos años cerrado por obras– lleva incrustado el emblema con una «M.», significativa representante de un tiempo mejor donde Hitchcock y Von Stroheim filmaban películas de intriga. Me pregunto qué habrá sido de la zona de antigüedades que Adolfo de Velasco tenía en la galería del hotel, donde Carmen Ordóñez debutó como impagable relaciones públicas en época en que Adolfo y St. Laurent solían almorzar en su piscina. Con Pitita Ridruejo, Julia Ayesa y Mike Stilianopoulos fui testigo de cómo el modista argelino afrancesado, tembloroso y balbuceante, tomaba una ensalada usando una cuchara. Nos impactó su deterioro físico. Yves fue otro gran cliente del hotel antes de comprarse parte de los Jardines Majorelle, vecinos a la propiedad de un Velasco compadre de Carmina en su último y desgraciado matrimonio con Ernesto Neira. De lo que vendan en Marrakech esperan sacar millón y medio de euros. Poco me parece para tener en casa un trozo del ayer cargado con nostalgias de tiempos mejores.