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«Espinete no existe»: Un «bocata» de nostalgia

Autor, director y actor: Eduardo Aldan.Pequeño Teatro Gran Vía. Madrid

La Razón
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Mea culpa. A veces el bosque de la cultura no deja ver los árboles más frescos. Y conviene, de vez en cuando, prestar atención a la sabiduría popular. Aunque quien firma ha tardado en ver «Espinete no existe», Eduardo Aldan lleva cuatro temporadas llenando la sala pequeña del Teatro Gran Vía con este monólogo desenfadado y nostálgico. Y hay razones para el éxito. No asistimos a una sesuda reflexión que aspire a cambiar la historia de la escena. Pero tampoco a un vulgar «stand-up». Aldan tiene un trabajado estilo, que bebe del «ozorismo» en su endiablada velocidad al hablar. Pero es un embaucador sutil y tierno, y sabe reírse, antes que nada, de sí mismo. La otra clave del espectáculo es su apuesta por la nostalgia: «Espinete no existe» es un viaje al pasado pensado para la generación de «Regreso al futuro», una inmersión memorística en los denominadores comunes de quienes crecimos con los clicks de Playmobil y los geyperman, las barriguitas de Famosa y las nancys, la Botilde de «1, 2, 3», los sugus, los bocadillos de Nocilla, las canciones de Parchís y el «¡¿Cómo están ustedes?!» de Gabi, Fofito, Miliki y compañía... A ese capítulo sentimental de quienes están ahora entre los 25 y los 35 (aunque los de otras quintas se ríen a gusto) viaja Aldan con un hábil guión repleto de circunvalaciones que logra arrancar una sonrisa, una lágrima, una mirada cómplice que dice «sé de qué me hablas» y que demuestra que la nostalgia no es un error: es un sabor y un viejo programa de la tele.