Galicia

Un triunfo de infarto

La Razón
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La noche del pasado sábado, jornada de reflexión, Alberto Núñez Feijóo escogió un emblemático libro de su ilustre paisana Rosalía de Castro: «A las orillas del Sar». Un texto en el que la gran escritora gallega, en el marco del río de la villa de Padrón, habla de la esperanza, rompe moldes y evoca de manera magistral las raíces de su tierra. Tal vez, el candidato del PP a la Xunta lo relacionó con su propia situación política, merced a un sistema electoral perverso de mayorías, en el que el partido más votado adquiere claramente la victoria y puede quedarse a las puertas del poder por un puñado de votos.Las elecciones de ayer en Galicia eran clave para Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. El presidente del Gobierno, implicado hasta las cejas en el último momento por los malos augurios de un Pérez Touriño quemado y abatido por escándalos de «nuevo rico», arriesgaba mantener o perder el Gobierno autonómico. En entredicho, también, su capacidad de convicción personal en momentos difíciles, con la economía por los suelos y unos niveles de paro jamás superados. Mariano Rajoy se afincó prácticamente en la tierra que le vio nacer, sabedor de que sus resultados eran un baremo para su liderazgo. La crisis económica y la austeridad fueron sus mejores bazas. El feudo galaico propiciaba todo un voto de castigo al inquilino de La Moncloa.La campaña del PP gallego ha sido modélica, en un entorno salpicado de turbulencias. La holgada victoria de Feijóo tiene una evidente repercusión nacional y pone contra las cuerdas al Partido Socialista, por vez primera desde las generales. Es latente el apoyo mayoritario a un partido que ha sabido remontar la «era Fraga» y puede recuperar una ilusión trastocada por un bipartido ineficaz, anquilosado. En Galicia, en una noche victoriosa de infarto, empieza una nueva etapa. Se vislumbra la luz, el final de un túnel socialista que ya no vale.Alberto Núñez Feijóo merece ocupar el sillón de San Caetano. El maldito ajedrez de las alianzas, y más en Galicia, vulnera la voluntad ciudadana, es contrario a la democracia. La ambición de poder no puede contravenir el veredicto de las urnas. Con un nivel de participación más elevado que en anteriores comicios, tradicionalmente marcados por la abstención, Galicia ha hablado claro. Y como escribió Rosalía en sus «Cantares gallegos», es un punto de partida para los hijos del mar. En este caso, con el nombre de Feijóo en el sillón de la Xunta.