Elecciones autonómicas
Urkullu toma el mando tras la marcha de Ibarretxe
El PNV nunca se había visto en una situación igual. Estrena la bancada de la oposición en el Parlamento vasco y se queda sin su líder espiritual de la última década, Juan José Ibarretxe, que ayer a primera hora y con discreción registró en la Cámara de Vitoria la renuncia de su escaño.
Es ahora Iñigo Urkullu, el presidente del partido, que ha disfrutado de 30 años de poder, quien tiene delante una encrucijada. Mantener el testamento político del lendakari saliente–que ayer entregó las llaves de Ajuria Enea a su sucesor, Patxi López– o recuperar el legado de Josu Jon Imaz, que ni por asomo abandonará la Presidencia de Petronor, que ocupa desde que saliese escaldado de la batalla mantenida con la línea radical de Joseba Egibar.
División o moderación
Urkullu ha de elegir entre seguir recorriendo el camino de la consulta, la división y la concentración de fuerzas nacionalistas junto a la izquierda abertzale –que no cala en una facción del PNV– o probar el de los pactos transversales –con PSE y PP– y la moderación. A nadie se le escapa que el relevo de Ibarretxe ha de resolverse cuanto antes. Pero Urkullu anuncia que hoy por hoy el PNV no elegirá a ningún sustituto, mientras suenan nombres como el del actual diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao, y que el partido continuará «con el camino hecho hasta ahora porque no tiene por qué ser diferente».
En una entrevista en la radio pública vasca, Urkullu defendió que los postulados de Ibarretxe eran también los del PNV y aseguró que serán los treinta parlamentarios de su grupo los que trabajen desde la oposición al nuevo Gobierno vasco, pero conscientes de que «nos corresponde a nosotros la iniciativa política». Y avisa: «Debemos confluir lo que hagamos en el Parlamento vasco con lo que hagamos en el Congreso y en el Senado».
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