El Futuro de Venezuela

15-O: Venezuela vota

La Razón
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La calle en Venezuela menguó. Como parte de un proceso natural, la oposición venezolana ha encauzado su trabajo político hacia las elecciones regionales de hoy. Se disputan 23 cargos para elegir a los nuevos líderes estatales. Los venezolanos, dispuestos a seguir dando la lucha por la libertad, son conscientes de que el proceso electoral es un paso más para la salida definitiva del Gobierno de Maduro.

«Al adversario se le gana en el terreno, y si el adversario pretende robarlo, él mismo se pone en evidencia, se debilita. El Gobierno hoy está donde está, debilitado, y siendo minoría, porque lo hemos llevado al terreno de juego», sentenció días atrás Henrique Capriles. ¿Participar en estas elecciones no significa legitimar a la dictadura de Caracas? Ha sido una de las preguntas que algunos ciudadanos y líderes de la comunidad internacional se hacen. La mejor respuesta la han dado los mismos presos políticos, quienes han hecho el llamamiento a votar hoy. No se trata de legitimar la dictadura, se trata de dar la pelea en todos los terrenos.

¿Qué se ganaría si la oposición hubiese decidido no participar como medida de desobediencia civil? Algunos podrán concluir que la no participación es un aliciente para reemprender las acciones de calle. Nada más lejos de la realidad. Al día siguiente de unas elecciones donde el Gobierno participe de manera solitaria, el peligro sería encontrarnos a una ciudadanía desmotivada por la conquista del chavismo de todo el mapa regional. Por tal motivo, el hecho de que la oposición gane la mayoría de las gobernaciones representa un factor fundamental para que la calle sea nuevamente un escenario que acompañe la lucha por la reconquista de la democracia.

A pesar de las sospechas de fraude que podría haber, la fuerza y la avalancha de votos serán más contundentes que cualquier pretensión desde el Gobierno de entrampar o ensuciar estas elecciones. Lo mismo ocurrió en diciembre de 2015. Las amenazas y sospechas de un fraude electoral estaban previstas. Sin embargo, como ocurre en el boxeo y ante el «knockout» que propina un boxeador, cualquier decisión arbitral quedaría al margen de lo que resulta evidente. Si se gana contundentemente, no hay trampa que prospere.

Los nuevos gobernadores no serán elegidos para resolver los problemas de la gente. La anormalidad política del país justifica que no se siembren dichas esperanzas. El liderazgo opositor lo ha reconocido. Sin embargo, los nuevos líderes regionales asumirán el poder como una herramienta para la organización popular que permita oxigenar las protestas, y seguidamente, robustecer a los cuadros políticos para enfrentarse a Maduro en las presidenciales de 2018.

La complejidad no admite ningún tipo de inacción. La lucha debe darse en todos los tableros. Venezuela se presta a votar nuevamente con la incansable voluntad para sortear un escollo más y seguir en la pelea por la conquista de un nuevo sendero libertario.

*Director general de Motta Focus

motta@mottafocus.com

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