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Donald Trump

"Yes, he can”: el “impeachment” relanza a Trump

El «impeachment» relanza al presidente de cara a las elecciones de 2020. El apoyo ciudadano al juicio político se divide al 50% y los sondeos le favorecen, con unos datos de paro en mínimos históricos y una economía pletórica

Donald Trump y Melania Trump durante la ceremonia de la firma del presupuesto de Defensa para el año 2020
Donald Trump y Melania Trump durante la ceremonia de la firma del presupuesto de Defensa para el año 2020Kevin WolfAP

El «impeachment» se diseñó como la tumba política de Donald Trump y amenaza con bendecirlo. El tercer presidente en ser objeto del juicio político del legislativo, después de Andrew Johnson y Bill Clinton, podría ser el primero en presentarse a la reelección. De atender a las encuestas, la última de Rasmussen, de este mismo viernes, su trabajo cosecha una aprobación del 52%, por el 48% que lo valora de forma negativa. Nada memorable. Excepto si se compara con los números de meses previos, en ocasiones abismales.

Las cifras son incluso más excepcionales al considerar las circunstancias presentes, con la oposición volcada en la denuncia de su comportamiento con relación a Ucrania, ante cuyos dirigentes habría exigido la cabeza del hijo de Joe Biden a cambio del apoyo militar y económico estadounidense frente a la amenaza rusa. Un fuego racheado al que incluso se ha unido la influyente revista evangélica «Christianity Today», posiblemente la publicación religiosa más importante en términos comerciales y políticos en EE UU, y que en un editorial escrito por su editor, Mark Galli, ha pedido su cese. «Ninguno de los aspectos positivos del presidente», escribe, «compensa por el peligro moral y político que afrentamos bajo un líder de carácter tan grosero e inmoral». «Christianity Today» no es cualquier cosa. Fue fundada por el predicador Billy Graham, figura mítica del evangelismo estadounidense, presencia ineludible durante más de medio siglo de multimillonarias apariciones en televisión, confesor de presidentes y amigo íntimo de Johnny Cash, con el que llegó a hacer giras, y de presidentes como Dwight D. Eisenhower, Lyndon B. Johnson y Richard Nixon.

Pocas horas después respondía el hijo del difunto predicador, el también reverendo Franklin Graham, que escribió en Facebook para explicar que su padre «fundó ‘‘Christianity Today’’; pero no, no estaría de acuerdo con ese artículo de opinión. De hecho, estaría muy decepcionado», para a continuación escribir que su padre, fallecido en 2018, votó a Trump en 2016. Pero el presidente tampoco necesitaba ayuda. De hecho, desde Twitter, ha despachado a «Christianity Today» como «una revista de extrema izquierda, o muy «progresista», como algunos dirían, que tiene problemas y ninguna relación con la familia de Billy Graham desde hace muchos años. «Christianity Today» es incapaz de leer la transcripción de una conversación telefónica perfecta». «Ningún presidente ha hecho más por la comunidad evangélica», añadió.

Tras declarar que nunca volverá a leer la revista, remataba explicando que, a su entender, «‘‘Christianity Today’’ debe de estar buscando a Elizabeth Warren, a Bernie Sanders, o los de la tendencia socialista/comunista, para proteger su religión. ¿Qué tal Joe el dormilón? ¡Lo cierto es que ningún presidente ha hecho lo que hice por los evangélicos, o por la propia religión!». Por si fuera poco, aprovechó la ocasión para bombardear a sus rivales y afianzar su imagen de líder reactivo a unas turbulencias que en el caso de salpicar a un político convencional hace tiempo que lo habrían retirado. «Nancy Pelosi busca un quid pro quo con el Senado», escribió, refiriéndose a la exigencia demócrata de pactar las reglas del «impeachment», «¿Por qué no la acusan a ella?». Justo antes aludió al caso del congresista por Nueva Jersey Jeff Van Drew, que votó no al «impeachment» en el Congreso y anunció que abandonará el partido para ingresar en la formación republicana.

«La Caza de Brujas y el Loco y Extremo Partido Demócrata», escribió, «están expulsando a las personas con sentido común». «Jeff se unirá a nuestro creciente Partido Republicano», saludó exultante, y tiene mi absoluto respaldo. Es una GRAN victoria para el Partido Republicano y una GRAN victoria para el sur de Jersey. South Jersey es TRUMP COUNTRY, por lo que sé que TODOS los republicanos de NJ se unirán a mí para apoyar a Jeff Van Drew. Los demócratas ya vienen tras él, así que ayuden a Jeff a ganar».

Pero Trump sabe que cuenta con algo más que una imagen retroalimentada por la polémica. Entre otras cosas dispone del comodín de la economía, que enlaza mes tras mes de récords históricos en la creación de empleo. Hasta el punto de que la mismísima CNN hizo pública una encuesta el viernes donde la economía recibe su mejor valoración de las últimas dos décadas: el 76% de los encuestados califican la situación económica de buena o muy buena.

El dato contrasta de forma brutal con el 48% que opinaba igual en noviembre de 2016 y el 57% de enero de 2017. Un éxito y unas tablas que deben de estar haciendo sudar tinta en los cuarteles generales de los demócratas. Especialmente si cruzan estos números con los de la aprobación del «impeachment», que no van más allá de 48% favorable y un 48% en contra, y con cerca del 90% de los votantes republicanos alineados en frente. Indiferente a las penurias demócratas, Trump aprovechó el viernes para anunciar el establecimiento de la Fuerza Espacial, constituida como sexta rama de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.

Nuevos presupuestos

Trump firmó varios proyectos presupuestarios por valor de 1,4 billones de dólares solo 90 minutos antes de expirar el plazo. Entre ellos, un proyecto de ley para dotar al Pentágono de 730.000 millones de dólares, 22.000 más que el año anterior. En la partida se incluye la nueva división espacial, que inicialmente contará con una plantilla de 200 personas y un presupuesto para el primer año de 40 millones. Por supuesto a falta de lo que decidan las Cámaras, ahora mismo enfrentadas en una guerra sin cuartel.

«Hay momentos en los que todo trasciende la política», explicaba el editor de «Christianity Today», entrevistado por CNN. Aunque opina que el proceso contra Trump «ha pecado de partidismo», que a veces los demócratas «han sido injustos, no hay duda», también cree que «los hechos que afloraron durante las comparecencias del «impeachment» van más allá de la política partidista». El país ha cruzado todos los límites, vino a decir, al tiempo que Trump aceptaba encantado la invitación de la presidenta del Congreso, Nancy Pelosi, para pronunciar el discurso del Estado de la Unión, en febrero de 2020. «Siguiendo el espíritu de la Constitución», ha escrito Pelosi, «lo invito a pronunciar su discurso sobre el Estado de la Unión ante una sesión conjunta de las Cámaras, el martes 4 de febrero de 2020, en el Congreso de EE U».

El gesto de Pelosi, acogido con satisfacción desde la Casa Blanca, acaso un anticipo o intento de una cierta contención estratégica en momentos de gran zozobra, no disipa la creciente sensación de que 2020 puede hacerse eterno a los demócratas. Peter Nicholas, de la revista «Atlantic», que estuvo en el mitin de Trump en Michigan mientras el Congreso votaba el «impeachment», transcribió unas palabras proféticas del presidente: «Sabéis, en la vida de Trump 10 meses son una eternidad». «Es un tiempo muy largo», remató entre divertido y mistérico, consciente de que la temporada de caza, que abrió con su nombre desde los días del «Rusiagate» puede acabar por cobrarse la cabeza de su mayor enemigo, Joe Biden. En el supuesto de que sea otro el candidato, contando con que Buttigieg no acierta a remontar y que a Michael Bloomberg no le dé tiempo, podría acabar enfrentado a alguno de los príncipes del ala socialista, Bernie Sanders o Elizabeth Warren. Una invitación bastante probable para revalidar su triunfo en los estados más indecisos y, desde ahí, catapultarse para un segundo mandato.

Al ex vicepresidente con Obama, al menos, le resta el consuelo de saber que en el último debate demócrata, el del pasado jueves, cuajó su mejor actuación del año, mostrándose mucho más seguro, confiado y certero que en anteriores apariciones. Sanders, en cambio, empieza a dar síntomas de agotamiento, incapaz de abandonar los mismos argumentos y el tono,que ya se le conoce desde las primarias contra Hillary Clinton. Tampoco puede considerarse demasiado afortunada Warren, que sigue por detrás suyo, y muy rezagada respecto a Biden en todas las encuestas disponibles.

Las mismas encuestas que parecen premiar actitudes como las del mitin de Michigan, donde el presidente explicó a la enardecida audiencia que había recibido una llamada telefónica de la congresista Debbie Dingell, viuda del también congresista John Dingell, fallecido a principios de 2019: «Me llama y me dice, “Es lo más bonito que me ha pasado. Muchas gracias. John estaría muy emocionado. Él lo está viendo todo desde arriba. Muchas gracias, señor”. Yo le respondí: “Está bien, no se preocupe por eso... Y tal vez él nos está mirando hacia arriba, no lo sé. No lo sé. Tal vez». Insinuar que Dingell acaso está en el infierno: bonita forma de zanjar un homenaje.