Francia

La Francia vaciada: Macron se lanza a la conquista del voto rural

El presidente francés inaugura el Salón de la Agricultura tras el fiasco de la PAC y se compromete a defender los intereses de los agricultores en Bruselas en plena pre campaña de las municipales. Acepta entrevistarse con los «chalecos amarillos»

French President Emmanuel Macron speaks with a farmer during a visit to the 57th International Agriculture Fair (Salon international de l'Agriculture) at the Porte de Versailles exhibition center in Paris
El presidente francés, Emmanuel Macron, habla con un agricultor durante una visita a la 57ª Feria Internacional de Agricultura en París, Francia, 22 de febrero de 2020. (Ludovic Marin/Pool)POOLReuters

No es la primera vez que Emmanuel Macron inaugura el Salón de la Agricultura, cita indispensable para la escena política francesa. Pero es la primera vez que entra en esta feria decorada, para la ocasión, con retratos de uno de sus predecesores: Jacques Chirac, fallecido el 2019 y a quien los organizadores del Salón quisieron homenajear.

Macron recorrió la edición número 57 de este conocido salón durante más de ocho horas, en las que los retratos de Chirac estuvieron ahí, recordándole que su relación con el agro local no es la misma que cultivara el ex presidente, recién fallecido. El actual mandatario parece no generar unanimidad en un sector que pesa fuertemente, más aún en período electoral.

Es una relación difícil, pero como lo ha sido para los últimos tres mandatarios. No hay una gran diferencia entre la relación del mundo agrícola que tuvieron Sarkozy u Hollande y la que tiene actualmente Macron”, comenta a La Razón François Purseigle, sociólogo y uno de los autores del libro ‘”Le nouveau capitalisme agricole, de la ferme à la firme” (El nuevo capitalismo agrícola, De la granja a la empresa” - ediciones Presses de Sciences Po).

El experto agrega, “es una relación compleja porque los políticos de hoy no están ligados al mundo agrícola. Caso contrario a lo que pasaba, por ejemplo, con Chirac que fue diputado por una región agrícola y ministro de la agricultura, antes de ser presidente.

Un aterrizaje forzoso

Macron llegó pasadas las ocho de la mañana al Salón Agrícola, pocas horas después del sonado fracaso en Bruselas en las negociaciones europeas, cruciales para el mundo agrícola francés. Los 27 no lograron ponerse de acuerdo sobre el presupuesto 2021-2027 de la política común agrícola (PAC). París pide más, una repartición acorde a la realidad local y la nueva composición, sin Gran Bretaña en sus filas.

370 mil millones de euros es lo que ofrecía Bruselas. Un presupuesto que Macron logró llevar hasta los 375 mil millones. Cifra insuficiente para los agricultores franceses y que tampoco logró el consenso de los países miembros. “No será la PAC la que pague por el Brexit”, sentenció, la víspera, el presidente. Una frase celebrada por los representantes del sector agrícola presentes en la feria.

Los agricultores franceses necesitan el apoyo del Gobierno –explica el experto François Purseigle-. Hay dificultades para la recuperación de explotaciones agrícolas, no todos tienen los mismo recursos para afrontar los desafíos del mercado, etc. El problema es que en Europa hay países que abandonaron la producción agrícola, sobre todo en el norte del continente, y que no entienden la realidad de nuestro país”. En Francia, un 75% del territorio nacional está diseñado por la agricultura.

Nos faltan respuestas señor presidente”, increpaba al mandatario un agricultor. Respuestas que Macron sabe, tendrá que resolver de cara a un sector minoritario, el de los agricultores, pero de peso político en las zonas rurales. Decisivos para una contienda electoral como la que se avecina con las municipales de marzo próximo. Sobre todo para un partido como el oficialista La República en Marcha, con poca implantación en esas zonas.

Los políticos franceses tienen claro ese peso. Por algo han transformado al salón de la agricultura en una operación de comunicación política. “No me ocupo del mundo agrícola solamente la semana del salón. La agricultura debe estar en el corazón de la modernización”, decía el presidente.

El origen del movimiento de los «chalecos amarillos» que puso en jaque al Gobierno en 2019 está en estas zonas rurales y periféricas. La Francia vaciada. El presidente se comprometió ayer a reunirse con los «chalecos amarillos» si consiguen organizarse. “Emmanuel Macron sabe que, a pesar de cierta percepción, los franceses están ligados a este mundo rural, agrícola. De una forma u otra, muchos franceses tienen relación con ese mundo. Sabe que cuando habla desde la tribuna del Salón Agrícola, no lo hace solo para hablarle a los agricultores, sino que a la nación entera, comenta a este periódico el experto François Purseigle. Las cifras lo avalan, 9 de 10 franceses tienen una buena opinión de los agricultores locales.

Pesticidas, un dossier que saca ronchas

No habrá prohibición sin una solución”, respuesta del presidente Macron este sábado al ser interrogado sobre el uso del glifosato.

El uso de productos fitosanitarios y la prohibición del glifosato en el hexágono a partir del próximo año, siguen siendo materia de roces entre los sindicatos agrícolas y el Gobierno. La llama que encendió la mecha: la aparición, en 2019, de un decreto que fija las zonas de tierra que no pueden ser tratadas por pesticidas y que, entre otras cosas, fija las distancias mínimas de fumigación de 5 a 10 metros de zonas habitadas. Una medida que varios del sindicatos del sector han pedido derogar.

La prohibición del glifosato avecina otra batalla.No es fácil cambiar, transformar una explotación a otro sistema. Hay riesgos. Pero eso no quiere decir que los agricultores franceses no lo estén haciendo, o no quieran hacerlo. Pero si el Estado no ayuda a esta conversión, ellos no podrán solos”, analiza François Pursiegle.

El sociólogo explica a LA RAZÓN que el desajuste de la política europea en ese tema, también genera complicaciones a los agricultores locales: “Hay muchas iniciativas que buscan reemplazar a los pesticidas. Pero hay diferencias gigantes en la utilización de pesticidas en la Unión Europea. Hay sectores agrícolas del sur España que utilizan productos que están prohibidos en Francia. Los agricultores están confrontados a una distorsión de competencia. Hay una reglamentación europea que no se aplica de la misma forma en un país y en otro”.