Covid-19
Trump recupera su “America first”
El presidente de EE UU firma la orden ejecutiva que congela durante 60 días las “Green Cards” que permiten trabajar en el país de forma indefinida
Nuevas pistas respecto a la orden ejecutiva que liquidará la inmigración en EE UU. En realidad no será para tanto ni durante tiempo. La medida, que se extenderá durante 60 días, aplicará para todos aquellos que pretendan conseguir la Green Card, la Tarjeta Verde, que certifica la residencia y la posibilidad de trabajar. Quedarían exentos, para empezar, todos los inmigrantes contratados de forma temporal para trabajar en EE UU.
Al menos esto ha anunciado el presidente, Donald Trump, durante una rueda de prensa: “con el objetivo de proteger a nuestros excelentes trabajadores americanos, acabo de firmar una orden ejecutiva que suspende temporalmente la inmigración a Estados Unidos”, ha indicado Trump. “Asegurará que los estadounidenses desempleados de todos los orígenes sean los primeros en la fila de empleos a medida que se reabre la economía”, ha agregado. En este sentido, también ha afirmado que la orden “preservará” los recursos para la atención médica del país para “los pacientes estadounidenses”, según ha recogido la cadena de televisión CNN. “Tenemos que cuidar a nuestros pacientes, tenemos que cuidar a nuestros grandes trabajadores estadounidenses y eso es lo que estamos haciendo”, ha zanjado.
Comentó que “suspendiendo la inmigración ayudamos a colocar en el primer lugar de fila a los americanos que buscan trabajos mientras América se reabre. Sería un error, e injusto, que los americanos golpeados por el virus que sean reemplazados por la fuerza de trabajo de los inmigrantes de fuera, tenemos que cuidar primero del trabajador americano”.
Con variaciones víricas se trata del mismo mensaje, entre nativista y nacionalista, enarbolado por Trump durante distintos momentos de su particular singladura política. Consciente de la debacle económica, acribillado por unos medios de comunicación muy críticos con la actuación de su Gobierno, al que responsabilizan de haber actuado tarde y mal, recupera así lo mejor de su viejo argumentario.
Especialmente indicado para tratar de recuperar a ese votante que considera erróneas las medidas de confinamiento y que desconfía de las recomendaciones de los científicos que asesoran las decisiones de la Casa Blanca. La Tarjeta Verde los reclamantes puede lograrse por motivos de reagrupación familiar, trabajo -siempre y cuando el empleador pueda demostrar que en EE UU. no ha encontrado a nadie del perfil laboral que busca- o por méritos extraordinarios, por disponer del estatus de refugiado, por haber sido víctima de una red de tráfico de personas, víctima de abusos sexuales, hijo de un diplomático, nativo americano nacido en Canadá y otra serie de circunstancias. Por supuesto ninguna de estas garantiza que el solicitante logre la residencia.
Según Trump, la pausa “estará vigente durante 60 días, después de los cuales cualquier modificación o ampliación será evaluada por mí y por un grupo de gente basándonos en las circunstancias económicas del momento”. “Esta orden”, dijo, “sólo se aplicará para los individuos que buscan la residencia permanente, en otras palabras, que reciben la Tarjeta Verde, y no para quienes entran de forma temporal”.
Sus mensajes contra la inmigración llegan en un país profundamente dividido respecto a cómo afrontar la salida del confinamiento y, por supuesto, cuándo adoptar las primeras medidas. Los expertos insisten del riesgo de un rebrote de la epidemia antes incluso de haber sido capaces de lograr domeñar el primero, devastador, que ha dejado ya más de 45.000 muertos.
Entre otras medidas que entienden cruciales está la de multiplicar los tests, a fin de empezar a saber cuánta gente habría padecido la enfermedad. También se considerá crucial determinar si las personas que hayan logrado curarse desarrollaron anticuerpos, si estos les protegerán de la reinfección y, en caso afirmativo, durante cuánto tiempo.
Todo lo contamina, de forma inevitable, la evidencia de que en apenas medio año tendrán lugar las elecciones presidenciales, que favorece la polarización del ecosistema político y mediático. Todo esto mientras ya empiezan a acumularse las primeras demandas causadas por la epidemia. Y ninguna posiblemente más espectacular que la anunciada por el estado de Missouri, que ha anunciado que denunciará al Gobierno chino por los daños causados por la pandemia, y al que acusa de ocultar la gravedad de lo que sucedía, con lo que una epidemia que las autoridades locales consideran que podía haberse prevenido. Y por si alguien cree que lo peor ha pasado, el director del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE UU, Robert Redfield, que en una entrevista con el Washington Post, avisa de que la próxima ola, el próximo invierno, podría ser incluso más devastadora.
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