Abusos sexuales

La multimillonaria que financiaba una secta sexual que marcaba a las mujeres como ganado

Clare Bronfman, heredera de las destilerías Seagram’s, ha sido condenada a 6 años y 9 meses de cárcel

Clare Bronfman ha sido condenada a seis años y nueve meses de prisión por el caso de la secta sexual Nxivm
Clare Bronfman ha sido condenada a seis años y nueve meses de prisión por el caso de la secta sexual NxivmLa RazónLa Razón

Clare Bronfman, de 41 años, heredera del imperio canadienses de las destilerías Seagram’s, ha sido condenada a casi siete años de prisión por el caso de la secta sexual Nxivm, después de que en abril del año pasado admitiera su culpabilidad.

El juez del distrito Este de Nueva York, Nicholas Garaufis, dictó la sentencia contra Bronfman, a la que considera la directora de operaciones de Nxivm, una empresa que comercializaba programas de superación personal pero que en realidad era una secta que se dedicaba al tráfico sexual, extorsión, posesión de pornografía infantil y blanqueo de dinero.

«Clare Bronfman es la primera de muchos en ser sentenciada por los crímenes que cometió en pos de los objetivos de Nxivm. Si bien su destino no elimina de ninguna manera el trauma que probablemente seguirán sufriendo las víctimas de Nxivm, sí destaca los esfuerzos del Gobierno para llevar ante la justicia a todos los involucrados en una serie de actos ilegales llevados a cabo en beneficio de esta organización», indicó el responsable del FBI William Sweeney.

En abril del año pasado, Bronfman se declaró culpable de «conspiración para ocultar y albergar a extranjeros con fines de lucro y uso fraudulento de información de identificación personal», pero matizó que no estaba al tanto de los presuntos abusos que se cometían en el grupo secreto que formaba parte de Nxivm, conocido como DOS.

El líder de la secta, Keith Raniere, de 58 años fue arrestado en marzo de 2018 en una lujosa villa de Puerto Vallarta (México), juzgado y declarado culpable por tráfico sexual, extorsión, delincuencia organizada,amenazas y abuso a menores.

Raniere y un puñado de selectos seguidores que le habían prometido completa obediencia cofundaron Nxivm en los años 90 como una organización de autoayuda con sede en Nueva York. Raniere era un charlatán que explotaba a sus seguidores, entre ellas 8 mujeres que reclutó para que se unieran a DOS, y que fueron denominadas como “amantes de primera línea”. Cada una debía reclutar esclavas adicionales, y esas a su vez reclutaban a otras. Todas debía reunir una característica ineludible: debían guardar lealtad a Raniere, el “gran amo”. Durante años mantuvo un harén con unas 15 a 20 esclavas sexuales, una de ellas de 15 años.

Para unirse a DOS debían entregar una garantía en forma de fotografías sexuales explícitas o cualquier material delicado que sirviera para retenerlas y que mantuvieran su lealtad. Algunas de ellas podían llegar a tener el “privilegio” de poder mantener relaciones sexuales con el gran líder.

Pero no sólo las mantenían sometidas gracias al material que aportaban para su ingreso, son que las marcaban como si fueran ganado con las iniciales de Raniere. De hecho, estas marcas fueron las que comenzaron a generar abandonos en Nxivm y DOS y airearan lo que allí sucedía. Y a raíz de esto después comenzaría la investigación que acabaría con la secta.

Raniere sabía que si los medios publicaban algo sobre las marcas que les hacían a las esclavas podrían poner en peligro el futuro de Nxivm. Después de que “The New York Times”, se hiciera eco, envió un correo electrónico al diario para desmentir la información y decir que el que había publicado el reportaje tenía “poco conocimiento o autoridad en el asunto”.

De manera paralela, escribió a sus fieles para que indicaran que él no tenía nada que ver y que lo que decían que eran sus iniciales eran en realidad la representación de los siete chacras, los cuatro elementos o “Bar Alfa Mu” -una combinación, aparentemente, de un símbolo matemático y dos letras griegas.

Además de Raniere y Bronfman, había otras personalidades implicadas en la sexta, como la actriz Allison Mack, de la serie de televisión Smallville, que también jugaba un papel fundamental.