Brexit

¿Por qué la pesca enfrenta a Londres y Bruselas?

Reino Unido exige recuperar la soberanía de sus aguas tras el Brexit, mientras que la UE aspira a que sus pescadores puedan seguir faenando como hasta ahora

Pescadores franceses faenan en el mar del Norte
Pescadores franceses faenan en el mar del NortePASCAL ROSSIGNOLREUTERS

La pesca representa tan solo el 0,12% del PIB de Reino Unido, algo irrisorio si se compara, por ejemplo, con el 7% que representa la City. En cualquier caso, se trata de una cuestión con una importancia política totémica, ya que recuperar el control de las aguas fue una de las promesas de los «brexiters».

Los euroescépticos aseguran que los barcos de la UE pescan siete veces más en sus ricas aguas que la flota británica en las comunitarias, por lo que, tras el Brexit, calculan que se podría duplicar la facturación del sector ampliando su zona exclusiva de 12 a 200 millas náuticas. El problema es que el 70% de las capturas británicas son vendidas al exterior, principalmente a la UE. Y sin acuerdo comercial, las exportaciones se complican.

Según estudio encargado por la Comisión de Pesca de la Eurocámara en 2019, los Veintisiete se llevaron el 57% del alrededor de 1.285 millones de toneladas de pescado recogido en el caladero británico, frente al 43% adjudicado a los británicos.

Una vez Reino Unido consuma ya a efectos prácticos el divorcio con el bloque el 31 de diciembre, dejará de formar parte de la Política Pesquera Común. Bruselas aspiraba, al principio de las arduas negociaciones, a que se mantuviera un acuerdo similar al sistema de cuotas que regía hasta ahora. Pero Londres quiere recuperar el control e implantar un régimen parecido al noruego, que negocia de año en año las capturas de las flotas de la UE en sus aguas. El problema es que con Noruega se pacta la pesca de media docena de especies frente al casi el centenar que se haría con Reino Unido.

Asimismo, el 53% del total del sector pesquero de Reino Unido está concentrado en Escocia. Se trata de un sector que representa el 3,6% de todas las exportaciones escocesas a la UE. Y en este sentido es también una cuestión de vital importancia política. La mayoría de los escoceses votaron en su día por la permanencia en el bloque y ahora los nacionalistas lideran todas las encuestas de cara a los comicios del Parlamento de Edimburgo en mayo con la promesa de un nuevo referéndum de independencia.

Mientras, Francia es el país que más ha estado batallando para que los pescadores europeos continúen faenando en los caladeros británicos, a pesar de que el país más afectado sería Bélgica con un 50% del valor generado por sus capturas en aguas británicas. Dinamarca, Países Bajos, Irlanda y España son también los Estados europeos que tienen buques faenando actualmente en esta aguas.

Según el informe elaborado por la Confederación Española de Pesca (Cepesca), España ha capturado en los últimos diez años una media de 9.000 toneladas en la zona económica exclusiva de Reino Unido, lo que asciende a un valor de 27 millones de euros. El total de barcos afectados sería de 113 de los cuales 89 pescan en las aguas británicas y 24 en los caladeros de las islas Malvinas.

A pesar de esto, hay que añadir la presencia de capital español en empresas británicas o a través de compañías francesas o irlandesas que luego envían sus capturas a España para venderlas en lonjas de pescado nacionales.

Los Veintisiete supeditan la continuidad en el acceso a los caladeros a que Reino Unido pueda seguir vendiendo su pescado en el mercado común, lo que supone el 70 % de las capturas, ya que el consumo interno es muy escaso en las islas.

El Consejo adoptó ayer las medidas para permitir a los pescadores europeos y británicos el acceso a sus respectivas aguas si Londres y Bruselas no cierran un acuerdo. Esas medidas se aplicarían hasta el 31 de diciembre de 2021 o hasta que exista un acuerdo pesquero con Reino Unido si ese pacto se consigue antes del próximo año.